Hoy es un logro que la conversación acerca del machismo sea tan abierta. Gracias al esfuerzo de generaciones pasadas, es posible cuestionar roles de género que se han impuesto desde siempre. Sin embargo, también es triste que después de todo el cambio que se ha gestado desde inicios del siglo XX, el machismo no sólo predomina, sino que es un hábito que muchos se niegan a aceptar que difunden y perpetúan.
Aunque cada gesto que promueva el cambio es bienvenido, se necesita una verdadera transformación. Un cambio de conciencia general, pues aunque existan pequeños grupos en los que el machismo ha disminuido (y que muchas veces sólo es una ilusión), son más los que han visto pasar el movimiento feminista como algo ajeno, lejano e incluso peligroso.
¿Cuáles son los actos centrales necesarios para dejar el machismo atrás?
Reconocer la existencia de privilegios
Todo el mundo tiene una existencia complicada, eso no se cuestiona, pero se necesita aceptar que los hombres, a pesar de miles de problemas, continúan con un dominio de la narrativa. Hay privilegios que van desde tener un mayor salario por hacer el mismo trabajo, hasta cuestiones como ser la persona a la que se refieren cuando se piensa en un hombre y una mujer como pareja.
Son cuestiones que la sociedad ha impuesto y que ahora se cuestionan. Como el que un hombre pueda publicar cualquier cosa en redes sociales y no esperar una avalancha de respuestas ofensivas o provocaciones sexuales, o usar ropa cómoda y salir a la calle sin temor a convertirse en una víctima sólo por “vestirse de forma provocativa”. Los privilegios existen, no se deben cuestionar, sino eliminar.
No ser víctima
Sí, las tasas de suicidio de hombres es más alta que la de las mujeres y sí, también hay hombres que son abusados por mujeres, pero eso no es una excusa para hacer menos el resto de las luchas. Reconocer el problema no implica seguir con el mismo protagonismo.
Cada problema tiene su propio espacio e interferir en la causa feminista para meter otros temas en esa agenda no es la respuesta.
Pasar de lo personal a lo público
Ya que se aprende a desprenderse del machismo, debemos esperar que otros hagan lo mismo. Callar cuando en los grupos de Whatsapp otros hombres hacen comentarios misóginos y no alzar la voz también es ser parte del problema. Se debe hablar del problema cuando aparece y no ser tolerante ante otros comentarios y comportamientos machistas.
Las actitudes machistas se transforman poco a poco y la personas que las aprenden desde pequeñas suelen fomentar una cultura misógina que pone en peligro a las mujeres física y psicológicamente. Debemos terminar con esta práctica de una vez por todas y no darle vueltas en círculo a un asunto arcaico y sinsentido.