Los perros y sus cuidadores establecen lazos muy especiales; no por casualidad se dice que son "los mejores amigos del hombre". Para muchas personas su mascota es una amigo fiel que los acompaña durante una parte de su vida, pero para los perros, el cuidador muchas veces es alguien que estuvo allí en su vida siempre, de principio a fin.
Por eso, cuando su cuidador o un miembro de la familia muere, los especialistas explican que los perros pueden mostrar signos de ansiedad y angustia, como lo hacen las personas. Comprendan el concepto de muerte o no, los perros notan y sienten la falta de alguien que siempre estuvo acompañándolos.
Muchos perros son fieles a sus cuidadores incluso cuando éstos fallecen. Aquí recordaremos tres historias famosas y conmovedoras.
Hachiko
Una de las historias más famosas sobre perros fieles después de la muerte es la de Hachiko, un perro de raza Akita que acompañaba todos los días a su cuidador, el profesor Eisaburo Ueno, a sus clases en la Universidad de Tokio, y lo esperaba en la estación de Shibuya para regresar juntos a su hogar.
El profesor murió repentinamente dando clases en 1925. Sin embargo, Hachiko lo esperó durante 9 años, en los que ni un solo día estuvo ausente de la estación a la hora en la que llegaba el tren.
En 1932, el diario Asahi contó su historia y se volvió una celebridad, y hasta una estatua en la estación fue construida en su honor.
Capitán
Capitán era el perro de una familia argentina formada por Miguel, su esposa y su hijo Damián. Aunque había sido llevado a la casa como una sorpresa para el más pequeño de la familia, él y Miguel tenían un lazo muy fuerte.
Cuando Miguel murió en 2007, el perro desapareció. La familia lo dio por perdido, hasta que un año después, al visitar la tumba de Miguel, lo encontraron en el cementerio.
De acuerdo con quienes trabajaban en el lugar, el perro había llegado hacía algunos días, con una pata lastimada y aspecto cansado, y había olfateado las tumbas hasta llegar a la de Miguel. Cuando la encontró, se echó a su lado a descansar.
El perro nunca había estado en el cementerio, por lo que tiene que haber encontrado la tumba guiado por su olfato. Aunque Damián intentó llevarlo a casa, él siempre volvía al cementerio, adonde ahora muchas personas que conocen su historia lo miman y alimentan.
Canelo
Canelo era el fiel acompañante de un hombre que vivía en la calle en la ciudad de Cádiz, en España. Cuando su cuidador tuvo que someterse a un tratamiento de diálisis, lo llevó con él al hospital y lo dejó esperando afuera, pero finalmente el hombre murió.
El fiel Canelo estuvo 12 años esperando a su cuidador a la salida del hospital. El caso se hizo famoso cuando la perrera municipal intentó llevarse al perro, que finalmente fue apadrinado por el hospital y recibió amor y cuidados por el resto de su vida. Luego de su muerte, colocaron una placa conmemorativa en su honor.