Las alfombras requieren mantenimiento para prolongar su duración. Sin embargo, a diferencia de lo que muchos piensan, no es necesario contratar especialistas o acudir a métodos complicados para limpiarlas. Con algunos trucos, usando productos domésticos de todos los días, es posible eliminar las manchas y dejarlas impecables.
Con bicarbonato de sodio
- Sacudir el polvo y dejar la alfombra extendida.
- Espolvorear una capa generosa de bicarbonato de sodio. Dejar actuar durante varias horas, o incluso, durante la noche.
- Por la mañana, aspirar el bicarbonato.
- Si aún hay manchas, verter 1 taza de agua caliente en un recipiente. Añadir 2 cucharadas de detergente líquido.
- Pasar el líquido con una esponja sobre la mancha hasta que desaparezca.
- Humedecer un paño con agua tibia y frotar para enjuagar el detergente que haya quedado. Secar la alfombra al aire libre.
Con sal
- Espolvorear la alfombra con sal fina. Así, se arrastrará el polvo que haya penetrado en la alfombra.
- Con un cepillo, remover la sal. Esto terminará de eliminar todas partículas y basura que se hayan acumulado en la alfombra.
- Una vez que se removió la sal, en un recipiente con agua echar un chorro de amoníaco. Cepillar la alfombra con este líquido.
- Echar un chorrito de vinagre a un recipiente con agua caliente. Humedecer un trapo y luego escurrirlo.
- Pasar el trapo por la alfombra para darle el toque final y terminar de limpiarla.