"La sociedad siempre ha sido masculina", decía Simone de Beauvoir, pensadora y activista francesa que se ha convertido en una de las mayores representantes del pensamiento acerca de la mujer. Hoy, al igual que en los tiempos en que ella escribía, sigue siendo así; y podría continuar siéndolo si no tomamos conciencia de lo que repetimos, aun sin darnos cuenta. 

Que la mujer tenga un lugar de "segundo sexo" respecto del hombre es resultado de un proceso histórico cuyo origen es tan antiguo como imposible de definir con precisión. Con la propiedad privada se vuelve más visible: "dueño de los esclavos y la tierra, el hombre se convierte también en propietario de la mujer", explica Simone. 

Considerada como una posesión más, el rol de la mujer ha quedado relegado. Confinada a la familia y la sexualidad, las mujeres lucharon por tomar las riendas de sus elecciones. Ser aceptadas en la vida pública, tener derecho al voto, ocupar puestos de poder siempre reservados para los hombres, han sido algunas de sus victorias más recientes. Pero vale preguntarse, ¿han sido realmente "victorias", o solo son nuevos planos de opresión? 

Más allá de esto, su lugar de objeto de posesión y deseo sigue existiendo como tal en formas trágicas y visibles como los femicidios, o formas más solapadas, como las publicidades que consumimos y el propio sentido identitario de pensar que hay cosas que podemos o no sentir, decir o hacer, solo porque somos o no mujeres. 

En esta nota podrás conocer 10 actitudes en las que podrías estar cosificando a la mujer, tan naturalizadas que quizá ni siquiera hayas pensado. 

1. Si asumes que las tareas domésticas "las hace mejor" una mujer

Históricamente, argumentando con su capacidad biológica de dar vida, se le asignó a la mujer el rol de crianza y otras actividades como la recolección; mientras que, del lado del hombre, quedaron actividades como la guerra y la cacería. Con la llegada de la modernidad, esta división se hizo visible en el espacio físico del hogar: la casa quedó bajo su cuidado, dividiéndose así el espacio interior del público, donde el hombre era quien mandaba. 

Muchas publicidades refuerzan este papel de la mujer. No por casualidad muchos de los productos de higiene y limpieza del hogar están destinados a ellas en los anuncios, o bien las tienen como protagonistas. Esto posee una base tan real como preocupante: según la ONU las mujeres dedican entre 1 y 3 horas más que los hombres a las labores domésticas; y entre 2 y 10 veces más de tiempo diario a la prestación de cuidados.

Por eso, cuando asumes que una mujer limpia mejor el hogar, que es su tarea cuidar a los niños, o que solo por ser mujer cocina o debe cocinar bien, sigues reafirmando la desigualdad de género al interior de tu familia. 

2. Si te resulta natural la manera en que aparecen las mujeres en las publicidades

"Para el hombre es una compañera sexual, una reproductora, un objeto erótico, una Otra a través de la cual se busca a sí mismo", dice Simone. Si no fuera asi, ¿por qué las mujeres aparecen en tantas publicidades? Ella se ha convertido en un objeto de deseo, y es ahí donde está la clave del éxito, el "enganche" del consumo. 

¿Abrir una revista y ver imágenes de mujeres semidesnudas te resulta "natural"? Con cada hoja que pasas estás volviendo automático algo que no tiene que por qué ser así.

Piensa que el hecho de que una mujer aparezca como cualquier otro objeto a consumir hace a la existencia de redes de trata de personas donde las esclavizan sexualmente en contra de su voluntad, una realidad tan oculta como constante. Se calcula que las mujeres adultas representan prácticamente la mitad de las víctimas de trata de seres humanos detectada a nivel mundial.

Además, este lugar de objeto de deseo vale incluso para ella misma, porque en esas imágenes ve reflejado un ideal de sí misma, y vuelve a entenderse (y valorarse) en relación a un "Otro". Así, incorpora, internaliza, que debe ser deseada; y la desigualdad continúa. 

3. Si asumes que la belleza de la mujer pasa por su exterior

Que digas que algo es "lindo" no es casual. Hace muchos años, el ideal de belleza era otro. Mujeres robustas de torsos blancos y rugosos se reproducían por doquier en las pinturas de los artistas más famosos. Pero hoy, el ideal de belleza se asocia con la delgadez, la piel bronceada, un rostro siempre joven, sin arrugas ni imperfecciones, sin celulitis... "Un cuerpo perfecto", idealmente perfecto. 

Si bien esto no es real, ni tampoco sinónimo de un cuerpo saludable; es un ideal impuesto y reproducido con tanta intensidad que afecta especialmente a la propia identidad de la mujer. El abuso de tratamientos estéticos invasivos y riesgosos, y los trastornos como la bulimia y la anorexia, que afecta entre al 0.5% y el 3% de la población mundial de adolescentes, tienen su fundamento en esta construcción social. Por eso, lejos de ser problemas individuales, nos hablan de una opresión que no solo sigue existiendo, sino que se ha hecho carne. 

Por eso, si celebras que alguien ha bajado de peso, que ha comenzado una dieta aunque no lo necesite, o animas a tus hijos con mensajes de "princesas y guerreros", o les obsequias muñecas cuyos cuerpos no son sanos ni reales, estás ayudando a mantener un ideal que es tan inalcanzable como peligroso.

4. Si crees que hay "trabajos para mujeres" y "trabajos para hombres"

Que existan trabajos asociados directamente con las mujeres (como los empleos de limpieza, de secretaría o de crianza de niños pequeños), no quiere decir que exista alguna razón para ello. No hay nada en las mujeres que justifique que ciertos empleos "sean para ellas" o no. 

Según un relevamiento de la ONU,  es más probable que las mujeres se desempeñen como trabajadoras asalariadas y en trabajos familiares no remunerados, dedicándose a actividades de baja productividad o informales.

Esto no solo implica que sigue siendo desigual la participación de las mujeres en el mercado de trabajo y que, en los casos en que pueden acceder a puestos de mayor jerarquía o nivel profesional, ganan solo entre el 60 y el 75 por ciento del salario de los hombres; también significa para muchas de ellas una gran dependencia económica, un gran impedimento al momento de decidir, por ejemplo, separarse. 

Además de esto, la desigualdad se puede ver en algo mucho más sencillo: sus propias aspiraciones: incide en lo que creen que pueden o son capaces de hacer. 

5. Si crees que la menstruación o el amamantamiento público son una vergüenza

Aunque suene paradójico al solo decirlo, el cuerpo de la mujer es un objeto de deseo, del mismo modo que también resulta, desde otro punto de vista, un verdadero tabú. 

La menstruación o incluso amamantar en sitios públicos sigue causando escozor en muchas personas. En Nepal, por ejemplo, las mujeres no pueden comer con su familia, cocinar o tocar el agua mientras están con su período; y en Argentina, hace muy poco, una mujer fue retirada del espacio público por estar dándole el pecho a su bebé en una plazoleta

En otras culturas, además, aun existen prácticas mucho más terribles contra ellas, como la ablación del clítoris. Según la ONU, 200 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación genital en 30 países y la mayoría fueron hechas antes de los 5 años de edad. 

6. Si crees que no es adecuado que una mujer se vista como quiere

Aunque el cuerpo de la mujer es un objeto de deseo por el hombre (e incluso para ella misma); cuando ella escoge vivir con libertad su sexualidad es condenada por la sociedad. Incluso sigue ocurriendo que, en casos muy graves, como un asesinato o una violación, hombres y mujeres justificaron esos actos, señalando a la mujer como "provocadora" del hecho.  

Ésa es la violencia del sentido común, que actúa de maneras automáticas y naturalizadas, para dejar las relaciones de poder tal como están. 

¿Qué piensas tú de esto? 

7. Si te resulta "normal" escuchar casos de violencia o femicidios

Hay muchos tipos de violencia hacia la mujer y, en muchos casos, esas situaciones comienzan en agresiones verbales y psicológicas y terminan en asesinatos. 

Según la ONU, el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia por parte de una persona distinta a su compañero sentimental en algún momento de su vida.

Si crees que el hecho de que tantas mujeres sean violadas o asesinadas ya es solo una noticia entre otras, ¡alerta! Lo estás naturalizando. Y ésa es la clave para que siga ocurriendo con tanta impunidad. 

Por eso en algunos lugares del mundo, la movilización de las mujeres está teniendo fuerza y eco, para hacer visible esta violencia que termina con la vida de tantas mujeres. Conoce el caso de Argentina, donde muere una mujer cada 30 horas y ellas se han unido para decir "Ni una menos". 

8. Si crees que el parto en los hospitales es la opción más cuidadosa para la mujer y su bebé

Otro de los ámbitos en los que se ejerce violencia contra la mujer y su cuerpo es el sistema de salud. Lo más representativo para observarlo es el trato hacia ella durante su embarazo y el parto. Entre las actitudes violentas se encuentran: no dar a la mamá información detallada sobre los procesos a los que será sometida; no respetar su cultura, acelerar el proceso natural del cuerpo con medicamentos, y no permitirle estar acompañada.

Por eso, muchas de ellas buscan tener sus hijos en un parto respetado; o bien reivindicar su derecho a elegir no tenerlos. 

Su cuerpo les pertenece, y las mujeres tienen derecho a elegir sobre él, y a acceder a las condiciones necesarias para mantener su salud. 


9. Si crees que existen tantos productos y servicios para mujeres "porque ellas lo quieren o necesitan"

Si te resulta "natural" que las mujeres paguen más por los mismos productos, también hay una realidad que estás naturalizando. No es casual que existan tantos productos "rosas" o, ahora, también "verdes" (los famosos "light o dietéticos"). Que la mujer los consuma para sentirse más bonita. Más bella, más delgada, más y más... 

Las publicidades intentan persuadir al público de que los productos que se venden son necesarios para que la mujer sea "deseada". El mercado funciona como una maquinaria perfecta y perversa en este sentido: crea la necesidad mediante la publicidad, y crea el abanico de productos que prometen saciarla por completo, apelando a un nivel tan afectivo como peligroso; ya que lo que está en juego, se convierte en su propia identidad. 

Además, esto también está relacionado con las tareas domésticas, ya que al ser las "amas de casa" (aunque en muchos casos ya no sea su único trabajo), alrededor del del 80% del total de las compras son realizadas por ellas.  

10. Si crees que una mujer debe soportar cualquier cosa "por amor"

La industria de Hollywood mucho tuvo que ver en la construcción de un ideal de amor romántico, donde la mujer tiene un rol, y el hombre, otro. En esa idea se esconden estereotipos y modelos, como el matrimonio, el amor monogámico, y la necesidad de que, pase lo que pase, "el amor sea para siempre". 

Con esa idea, que seguramente tengamos arraigada aunque digamos que no, es posible llegar a justificar incluso situaciones de maltrato, abuso y violencia. "Por amor", o para "no romper la familia", las situaciones más difíciles pueden mantenerse por muchos años.   

Además, en muchos países estas ideas y costumbres hacen que a nivel mundial más de 700 millones de mujeres se hayan casado siendo niñas (con menos de 18 años de edad); habiéndolo decidido, por ellas, sus padres. Una vez más, son tratadas como una posesión.

Poder verlo es el primer paso para deconstruir éste y otros legados que arrastramos desde tiempos muy antiguos, que nos oprimen y no nos dejan ser con libertad. 

Para lograr un mundo donde la inequidad pueda ir en camino hacia la equidad, tú puedes hacer mucho más de lo que crees. Revisa lo que te resulta tan automático y natural y verás que quizá en muchas de esas cosas, puedes estar cosificando a las mujeres o incluso a ti misma, aunque no lo creas.