La responsabilidad afectiva es una de las bases más importantes para llevar una relación de pareja sana y duradera. Sin embargo, muchos ni siquiera saben qué es, por lo tanto, no saben cómo aplicarla y mucho menos, por qué es tan importante en las relaciones de pareja.
En este sentido, conocer su significado, permitirá mejorar la relación positivamente. Incluso, es posible llevar las cosas a un siguiente nivel, en donde el amor, el respeto, la comunicación y la confianza, se convierten en pilares.
¿Qué es la responsabilidad afectiva?
La responsabilidad afectiva se define como saber responder, de manera adecuada, a las necesidades de aquella persona a la que se ama. Teniendo en cuenta que todas las acciones que se hagan, tendrán cierto impacto en la otra persona. En este sentido, además del amor, es importante instaurar el respeto por el otro y viceversa. Prestando mucha atención en mantener siempre la empatía, el afecto, la comunicación y sobre todo, proteger ese vínculo especial que los une a ambos.
Sin embargo, no todas las personas son capaces de responder en ese aspecto, especialmente, cuando se trata de relaciones amorosas. En caso de que no logren conseguirlo en dicho aspecto, probablemente, no pueda tenerlo, sin importar el tipo de relaciones que tengan. La razón es muy simple, la responsabilidad afectiva necesita de dos aspectos fundamentales para funcionar. Estos son: el respeto interpersonal y la inteligencia emocional.
Cuando creces en una familia en la que los modelos parentales y educativos no hablan acerca de los dos aspectos mencionados, se vuelve muy complicado.
Tom Roberts, un reconocido filósofo, explicó que todas las personas tienen la obligación de responsabilizarse de la correcta gestión de sus emociones. Es una prioridad, puesto que dichas emociones tendrán un gran impacto en cualquier vínculo creado con otra persona.
¿Cuáles son los pilares de la responsabilidad afectiva?
Ahora bien, la responsabilidad afectiva se centra en determinados pilares, los cuales son esenciales para comprender de qué se trata realmente. Una vez aprendidos, será más sencillo aplicarlos, ya pueden ser de gran ayuda para comprender ciertas situaciones dentro de la relación de pareja.
Comunicación empática y asertiva
Se refiere a un tipo de comunicación sincera, respetuosa y por supuesto, empática, la cual es clave para llevar una relación saludable. En este sentido, es importante saber cómo dar un mensaje a la pareja, es decir, la forma en la que se expresará dicho mensaje. Esto no quiere decir que hay que ser extremadamente minuciosos, ya que sería tedioso y sobre todo, agotador.
La idea principal es desarrollar una especie de armonía relacional que, además de ser saludable, permita que el diálogo sea más fluido. Siempre dirigido a llegar a diferentes acuerdos y así, evitar que surjan molestias y discusiones. Hay que tener presente que, en la comunicación es la que permite construir. De este modo, es posible crear un espacio más íntimo en el que la confianza y el respeto fluyan con normalidad.
Es muy importante expresar lo que sientes, sin importar el momento, lo mismo para las necesidades de cada una de las partes.
Respeto total
Actualmente, existen muchos tipos de relaciones, no obstante, en cada una de estas, es importante mantener siempre el respeto total. En pocas palabras, la responsabilidad afectiva también se basa en respetar a esa persona con la que se ha creado un vínculo. Esto también se aplica en cualquier situación que ambos tengan, es decir, tanto en las buenas como en las malas.
Por ejemplo, en una relación abierta, tanto el respeto como el cuidado son fundamentales para crear un vínculo saludable entre ambos. Es una de las prioridades.
Establecimiento de acuerdos que den respetarse
Uno de los primeros puntos que hay que comprender, es que una relación no es una empresa, aunque sí es un equipo formado por dos personas. Por lo tanto, los acuerdos, así como las normas internas, son más que necesarios en la relación.
Asimismo, va dirigida a descubrir cuáles son las necesidades de cada uno y sobre todo, los límites. Para lograrlo es necesario sentarse y establecer una especie de negociación, en lugar de huir. Lo ideal es dejar las cosas muy claras mucho antes de que empiecen a surgir los problemas.
Del mismo modo, más allá de los acuerdos alcanzados, las diferencias y conflictos entre ambas partes pueden llegar a aparecer en cualquier momento. Por lo tanto, la persona que ya conoce acerca de la responsabilidad afectiva, debe comprender y más importante aún, saber cómo solucionar en el momento justo. La madurez resulta esencial en este aspecto, también el hecho de tener una especie de brújula emocional que sirva de guía durante circunstancias complejas.
Compromiso para proteger la relación
Otro de los pilares importantes, tiene que ver con el hecho de que, para bien o para mal, surgirán situaciones complicadas. Por lo tanto, en lugar de huir, lo ideal es quedarse y encontrar la forma en que la relación pueda superar los momentos difíciles.
La idea de comprometerse con una persona para formar una relación, no es repetir a diario lo que se quiere en dicha unión. Se trata de que ambos trabajen mutuamente para cuidar el vínculo a través de la dedicación, el afecto, la valentía y el amor.
Nunca es bueno rendirse ante la primera situación de conflicto, todo lo contrario, es importante aplicar el diálogo y encontrar una solución que pueda ser beneficiosa para la relación, es decir, para ambos. Sin esto, es complicado llegar a entender cómo se debe aplicar correctamente, la responsabilidad afectiva, lo que, seguramente, solo provocar conflictos, uno tras otro.
¿Por qué es tan importante la responsabilidad?
Para entender la importancia de la responsabilidad afectiva, lo primero que debes preguntarte ¿cómo te sientes realmente con tu relación de pareja actual? Pregúntate si eres realmente feliz y si no tienes ningún tipo de relación amorosa, también tienes que hacerte ciertas preguntas.
Sobre todo, ¿por qué no resultó bien la última relación?, tal vez pudo ser por falta de comunicación, compromiso, confianza. La verdad es que, tras indagar acerca de todos los fallos amorosos, existe un gran desencadenante que puede ser la clave de todo.
La respuesta a todos los interrogantes es la responsabilidad afectiva. De hecho, cuando no se aplica puede terminar provocando muchas injusticias emocionales. Las mismas aparecen cuando una persona no reconoce que su actitud y comportamiento, está afectando, de una forma muy negativa, a las personas que ama.
Hoy en día, existen muchos comportamientos individualistas, incluso en una relación de pareja. Lo que no es correcto y tampoco sano, puesto que una de las partes exige que la otra se adapte, únicamente, a las necesidades de la primera.
Hay una frase que estas personas suelen mencionar mucho y es la siguiente: “Es que yo soy así”, en dicha frase hay un gran nivel de egoísmo. Pero eso no es todo, también existe mucha inmadurez emocional, las mismas que puede provocar un daño enorme en una relación, sin importar su tipo.
La responsabilidad afectiva es muy importante, especialmente, en tiempos donde el ghosting, amores en línea y los vínculos frágiles, se han hecho más notorios. Hablando desde el punto de vista afectivo, hoy en día, es más sencillo conocer a una gran cantidad de personas. Sin embargo, dar con una persona que te demuestre amor verdadero y duradero, es la parte complicada.
Por último, tener responsabilidad afectiva, no tiene nada que ver con la dependencia emocional, todo lo contrario. Si bien es cierto que la forma en la que se siente la pareja es muy importante, esto no significa que se deba dejar de lado las necesidades propias. Cada una de las partes debe tener conciencia y ser responsable de sus propias emociones, esta debe ser una prioridad.
Una relación sana se construye con la responsabilidad afectiva como una de las bases más importantes. En el que el equilibrio, la reciprocidad y la igualdad son fundamentales para uno y para el otro. El amor no tiene por qué ser un sacrificio, el amor tiene que permitir un crecimiento mutuo.
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Fuentes: Vanitatis, La mente es maravillosa, El país.