El cáncer es, seguramente, una de las enfermedades más temidas por todos. Su nombre suena a sentencia, incluso aunque los pronósticos de supervivencia son cada vez mayores.
Quienes trabajan vinculados con el cáncer, aseguran que se trata de una enfermedad más. Que tiene tratamiento y que, detectada a tiempo y con los métodos adecuados, se puede curar.
Sin embargo, el momento de atravesar la enfermedad es angustiante para el paciente. Por un lado, por la incertidumbre que genera la evolución de la enfermedad, y la respuesta a los tratamientos.
En parte de los casos se trata de una enfermedad que debilita mucho a la persona, y cuyos tratamientos más comunes tienen fuertes efectos colaterales. La pérdida de cabello es sólo uno de ellos, pero es quizá, el más visible y que muchas veces pone a la persona en la incómoda situación de que otro pueda adivinar que está enfermo sin que él lo haya contado. La presión, los tratamientos y el malestar físico pueden generar en el paciente muchos problemas a nivel cognitivo y emocional.
Por todo eso, un paciente con cáncer estará probablemente muy sensible, y es importante saber cómo hablar con él sin terminar resultando una carga.
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Profesionales vinculados con el tema y pacientes que han superado la enfermedad explican cuáles son las frases que más les molestaba escuchar y que es mejor no decirle a alguien que está atravesando el cáncer.
“No te preocupes, no pasa nada”
El Grupo Español de Pacientes con Cáncer asegura que esta es una de las peores cosas que se pueden decir. Es que sí, es cierto que se puede curar, pero que la persona no vaya a morir no significa que “no pase nada”.
Aunque uno lo haga con la mejor intención, la persona puede recibir el comentario como una minimización de su situación.
Además, según Goldberg (escritor y paciente recuperado), sermonear a la persona para que se mantenga positiva sólo le hace sentir culpa cuando las cosas se ponen mal.
Por eso, para él, la mejor frase que se puede decir es : “cuentas conmigo, sin importar lo que suceda”.
"Dios le manda las pruebas más fuertes a las personas que sabe que pueden superar esas pruebas"
Laura Corona, periodista que sufrió cáncer de mama, asegura que esa es una de las frases que menos le gustan. Primero, porque no todas las personas son religiosas y, aunque lo fueran, no todos viven la religión de la misma manera.
Pero además, usar frases sobre Dios o el destino convierten a la enfermedad en algo irremediable, y a la persona que la sufre como un ser completamente pasivo. En el fondo, esa frase suena a “no hay nada que puedas hacer, pasará lo que tenga que pasar”.
Alguien con cáncer necesita poner mucha fortaleza en un tratamiento, y necesita saber que la manera en la que enfrente la enfermedad puede hacer la diferencia. Que no depende sólo de Dios.
“Por lo menos te deshiciste de esos kilos de más”
Tal vez parezca insólito que algunos remarquen esto como un hecho positivo, pero muchos pacientes coinciden en que más de una persona se los ha dicho. Goldberg también marca la equivocación de hacerle notar a la persona sus cambios físicos. Incluso aunque les busques el lado positivo, nunca serán bien recibidos por la persona enferma.
En la misma línea, Corona contó una desafortunada frase de una compañera de secundaria: “Seguro estás tomando de pretexto el cáncer para hacerte una reducción de senos”. Es que ella siempre decía que sus pechos eran demasiado grandes y que le gustaría reducir la talla.
Tal vez creas que es una buena manera de buscarle algo “positivo” al cáncer, pero sólo lo estás empeorando.
“No digas eso”
La Asociación Española Contra el Cáncer también marca como negativas las frases que apuntan a decirle al paciente cómo se debe sentir. “No llores, tienes que ver la parte buena”, “no digas eso, que tu familia te tiene que ver bien”, “tienes que estar contento porque te han diagnosticado a tiempo”, y un largo etc.
El problema con estas frases es que imponen, sin querer, las emociones que debe sentir el paciente. Entonces este, si no es capaz de sentirse como “debería”, termina optando la soledad.
Lo que necesita alguien con cáncer es expresarse libremente, en sus momentos de optimismo pero más en los momentos de dolor. Sólo necesita alguien que le diga “cuéntame cómo te sientes” y no lo juzgue por ello.
“Es lo más triste que he vivido”
Comunicar el diagnóstico a las personas más queridas puede ser uno de los momentos más difíciles. Pero sentir que se les está haciendo daño, lo hace aún peor.
Mostrar empatía y preocupación es normal y está bien. Pero cargar al paciente con nuestra propia angustia es duplicar la suya.
“Lo peor, creo yo, es ponerse a llorar. Sé que el diagnóstico es difícil y que la enfermedad va relacionada en la mente de algunas personas con la palabra muerte, pero cuando vemos a la gente llorar sentimos que nos vamos a morir pronto, y la realidad, si le echamos ganas, es una completamente diferente”, expresa Laura Corona.
No hay que obligar a la persona con cáncer a ser positivo.
Mejor, tratar de mantenernos positivos nosotros, y contagiar con el ejemplo.
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