Estar en pareja no es siempre como vemos en las películas de amor románticas, donde las cosas, la mayor parte de las veces, salen bien. Compartir la vida con otro implica un trabajo de ambas partes por intentar, sobre todo, entenderse, ceder e ir buscando la mejor manera de acompañarse. Ésa es la trama más íntima del amor que muy poco sale en las publicidades, pero que es mucho más cercana a la realidad.
Además, una pareja va pasando por diferentes etapas y el enamoramiento del principio va diluyéndose con el tiempo hasta que vemos al otro tal y como es. Éste es el punto crucial donde se abren dos caminos: algunas parejas se separan, pero otras encuentran la manera de seguir adelante y apuestan por construir un vínculo más genuino.
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En ese tránsito puede pasarte que dudes una y mil veces, que no estés seguro/a y que te preguntes si ésa es realmente la relación que quieres para ti. No siempre esto quiere decir que la pareja está en crisis y que van a romper; a veces puede ser incluso una buena señal de que estás pensando sanamente en lo que realmente te hace bien, no eligiendo simplemente porque sí, sino a favor siempre de ti y tu crecimiento.
Cuando dudas, es común que las personas que más te quieren te aconsejen que hagas "una balanza" y pienses en lo positivo y negativo de la relación. Claro que siempre hay cuestiones que pueden ser graves y definitorias, como que tu pareja te falte el respeto, sea agresivo contigo o te maltrate, en cuyos casos siempre debes pedir ayuda. Pero hay otras dudas más cotidianas que quizás merecen que vuelvas a pensarlas una segunda vez.
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1. Te sientes aburrido/a
Si el problema que tienes es que estás aburrido/a, sientes que siempre hacen las mismas cosas, van a los mismos sitios, o incluso la relación en sí ya no es tan intensa como antes, merece que lo pienses dos veces antes de romper. Que las cosas se enfríen un poco es normal en una pareja que lleva tiempo, pero siempre puedes probar y explorar con nuevas aventuras. Solo tienes que impulsarlo. Si a la otra persona no le interesa y no quiere acompañarte, hazlo solo/a. Quizás descubres que también disfrutas así, y que juntos pueden compartir otras cosas; o tal vez te des cuenta que tu camino sí era otro como creías.
2. No "te" hace feliz
Es muy común que digamos (y pensemos) que nuestra pareja "tiene" que hacernos felices. Pero ése, en verdad, es un error. Nuestro sentir bien no depende del otro, si no de uno mismo. Por eso, si éste es tu problema comienza primero pensando qué cosas de tu vida en general no te hacen felices. Si aún así crees que estar con tu pareja te quita energía, te "apaga", te angustia o irrita, sí quizás debas tomar un rumbo distinto.
3. Te sientes atraído/a por otra persona
Con respecto a los terceros en una pareja, existen muchas opiniones. Hay quienes eligen tener una relación abierta, y también otros para quienes una infidelidad sería imperdonable. Pero, en todos los casos, es muy probable que a lo largo de una relación de mucho tiempo en algún momento te sientas atraído/a por otra persona. Quitémosle el tabú a pensar que esto "no es normal". ¡Sí que lo es! El tema pasa por qué haces con eso.
Si esto es lo que te está pasando, piénsalo dos veces. Quizás se trata de una simple atracción, o tal vez descubras que en verdad para ti es un indicio de que las cosas ya no van bien en la pareja y quieras romper.
4. Crees que "son muy diferentes"
Otra cosa muy común que sucede cuando las parejas rompen es que uno dice que al final eran "muy diferentes". Aquí también hay un tabú para romper. No existen "almas gemelas", sino personas completas que eligen compartir su vida con otro/a. Esto no exige que ambos sean iguales, ¡todo lo contrario! Lo "mágico" se produce en el encuentro, en la diferencia, en la posibilidad de nutrirse del otro para crecer. Por eso, si éste es un motivo que te hace dudar, piénsalo dos veces y si realmente crees que no concuerdan en aspectos que son para tí muy fundamentales, quizás sí debas tomar un rumbo diferente.