La ansiedad es una emoción normal como cualquier otra: el miedo, la tristeza, la alegría. Ante un desafío que nos interpela, ya sea un examen o una reunión laboral, antes de un viaje o cuando tenemos que tomar una decisión importante, el cuerpo se prepara para ello.
Por eso, genera una serie de procesos físicos y mentales que son los que nos hacen sentir ansiosos.
El problema llega cuando esos síntomas no se van. La ansiedad normal dura un tiempo determinado y luego desaparece.
Pero quienes padecen trastornos de ansiedad tienen constantemente la misma sensación de preocupación que la que una persona normal tiene sólo un rato antes de un examen. Así, la ansiedad termina afectando su vida completamente.
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Si te sientes identificado con esto, debes prestar mucha atención a los síntomas. Si no logras superar la ansiedad, tal vez te convenga recurrir a un especialista. Pero antes de llegar a eso, esto es lo que sin duda no deberías hacer si quieres bajar la ansiedad que te domina. Son cosas que algunos creen que pueden ayudar, pero son completamente contraproducentes.
1. No sigas alimentando el pensamiento rumiante
La ansiedad muchas veces viene dada por un pensamiento “rumiante”. ¿Qué significa eso? Son esos pensamientos que se repiten una y otra y otra vez, y que en general cada vez se vuelven más grandes.
Son pensamientos prácticamente inconscientes, pero que están ahí todo el tiempo, aturdiendo tu mente. Un ejemplo clásico es “debería haber hecho tal cosa”.
No alimentes más esos pensamientos si quieres sentirte mejor. Intenta detectarlos y cortarlos por un momento. Puedes probar con meditación, escribiéndolo, o hablándolo con alguien.
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Pero si le sigues dando vueltas al asunto, estarás cada vez peor.
2. No te anticipes
Anticiparte a lo que va a suceder sólo te generará más ansiedad. Además, tenemos una mala noticia: puedes pensar mil posibilidades, y aún así las cosas no irán tal y como las tenías pensadas.
Tratar de predecir el futuro sólo puede servir para hacerte sentir peor, nunca te ayudará a estar más tranquilo. Así que intenta soltar y dejar por un momento de preocuparte por lo que vendrá: experimenta el ahora.
3. No postergues
Aquellas cosas que te generan ansiedad están dentro de tu cabeza, aunque intentes huir de ellas. Por eso, escapar no es la mejor forma de sentirte menos ansioso.
La única manera de acabar verdaderamente con algo que te genera ansiedad es enfrentarlo y solucionarlo.
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4. No seas tan exigente contigo mismo
Este es posiblemente uno de los desafíos más difíciles. Posiblemente, si estás teniendo problemas de ansiedad es porque estás preocupado por muchas cosas a la vez.
Si es así, debes aprender a conocerte y reconocer hasta dónde puedes llegar; sin sentirte culpable por tener que admitir que no puedes hacer algo.
Nadie es perfecto ni omnipotente. Tú tampoco. Reconocer tus debilidades puede convertirse, paradójicamente, en tu mayor fortaleza.
5. No quieras controlarlo todo
No sólo no debes ser tan exigente contigo mismo. También te toca aceptar que el mundo gira aunque tú no controles sus movimientos.
Puede que lo que te genere ansiedad sea tu necesidad de tenerlo todo bajo control: de asegurarte que todo salga bien. Pero recuerda que no tienes ese poder.
Mejor relájate y acepta que las cosas suceden. Concéntrate en todo aquello que sí puedes cambiar, y lo que no depende de ti, quítalo de tu mente y corazón.
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6. No quieras vivir sin ansiedad
Esta última puede parecer paradójica, pero es lo más importante que deberías recordar. Si lo que quieres es vivir sin ansiedad, lo que menos deberías hacer es prestando atención a ella todo el tiempo.
Recuerda lo que dijimos al comienzo: la ansiedad, después de todo, es una emoción natural. De lo que debes preocuparte es de controlar los síntomas, y de seguir viviendo y disfrutando de la vida a pesar de la ansiedad.
Culparte por sentirte ansioso sólo pone las cosas peor. Mejor, esfuérzate por disfrutar cada instante y verás que terminas dominando el problema.