Entre 2003 y 2019 la capa de hielo de la Antártida perdió 118 gigatoneladas de hielo por año. En Groenlandia, la pérdida fue de 200 gigatoneladas de hielo. Así lo reveló un estudio realizado por un equipo de científicos de la NASA que se publicó en la revista Science.
La investigación de estos 16 años de deshielo es un aporte importante para entender la magnitud el daño que sufren nuestros cuerpos de hielo, así como para comprender la urgencia de tomar medidas para preservarlos.
“El nuevo análisis muestra la respuesta de las capas de hielo a los cambios climáticos con detalles sin precedentes, revelando pistas de por qué y cómo las capas de hielo están reaccionando de la manera en que lo hacen”, precisa el glaciólogo Alex Gardner, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
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Para comprender mejor las cifras halladas en el estudio, los expertos explican que un gigatón de hielo es suficiente para llenar 400.000 piscinas olímpicas o para cubrir el Central Park de Nueva York con hielo de más de 300 metros de espesor.
Los datos se obtuvieron gracias a las mediciones del satélite ICESat-2 de la NASA, que fue lanzado en 2018. Los investigadores compararon los nuevos datos obtenidos por este satélite con los del primer ICESat, recopilados de 2003 a 2009. Se usaron instrumentos de observación láser que se colocaron en el satélite y, gracias a ellos, se logró obtener una imagen que muestra en detalle la complejidad del cambio de las capas de hielo.
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Los científicos también descubrieron que la pérdida de hielo de la Antártida y la disminución de capa de hielo de Groenlandia, ha sido responsable de los 14 milímetros de aumento del nivel del mar durante los últimos 16 años. Esta cifra representa casi un tercio del aumento en el nivel de los distintos océanos del mundo.
Otro hallazgo importante fue un aumento en las de capas de hielo en la región oriental de la Antártida. Si bien esto es positivo, no basta para compensar las grandes pérdidas del deshielo que se ha registrado a la largo de los años. Según explicaron, esto también es consecuencias de las altas temperaturas del océano que se registraron en la zona.