Desde Suecia hasta Nueva York en yate para la cumbre del clima de las Naciones Unidas (ONU). Por Estados Unidos y Canadá en tren, bicicleta y un automóvil eléctrico que le prestó Arnold Schwarzenegger. Actualmente, y por segunda vez en tres meses, Greta Thunberg se encuentra viajando en catamarán desde Virginia (EE.UU.) a Madrid para la COP 25 que se llevará a cabo entre el 2 y el 13 de diciembre.
Junto a dos youtubers que la invitaron a viajar con ellos, la activista de 16 años tardará aproximadamente tres semanas en llegar a España navegando en La Vagabonde, un tipo de barco de velas.
El encuentro entre Greta y Riley Whitelum, un australiano que navega por el mundo junto a su esposa, Elayna Caruso, se dio por Twitter. Luego de que ella publicara en su cuenta que necesitaba ayuda para cruzar el océano Atlántico, él le respondió: "Si me contactas, seguramente podremos organizar algo".
Ahroa se encuentran viajando hace siete días con el bebé de la pareja y la inglesa Nikki Henderson, que es una navegante profesional.
Al viajar en catamarán, Greta se mantiene fiel a su consigna: no volar para evitar la enorme cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que producen los aviones. Equipados con paneles solares e hidrogeneradores, los catamaranes generan emisiones de carbono casi nulas.
Pero, ¿cuál es verdadero el verdadero impacto ambiental de volar? Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), los aviones, al quemar combustible, contribuyen con el 2% de las emisiones mundiales de carbono. A pesar de su contribución al cambio climático y la contaminación, desde IATA predicen que, para 2037, el número de pasajeros aéreos se duplicará.
Greta también elige otro medio de transporte: el tren. Viajar en tren produce mucha menos contaminación ambiental que los viajes aéreos: mientras que, por persona, un avión genera 285 gramos de emisiones de CO2 por kilómetro, el tren, solo genera 14 gramos, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) y Transport & Environment.
Sin embargo, la generación de gases de efecto invernadero también difiere entre los trenes diesel y los eléctricos: mientras que las locomotoras diesel producen aproximadamente 90 gramos de CO2 por pasajero por milla, el tren eléctrico, alrededor de 45 gramos.
La visibilidad que ha ganado la activista sueca en los últimos meses también ha ayudado a poner esta cuestión sobre la mesa.