¿Alguna vez te detuviste a pensar como funciona la naturaleza? Lo cierto es que el entorno está lleno de misterios que el hombre aún tiene por descubrir. Uno de ellos son los ecosistemas. Partiendo de la base que son un conjunto de especies de un área determinada que interactúan entre ellas y con su ambiente, la gran pregunta que nos hacemos es cómo se transforma esta interacción en ecosistemas sostenibles.

Concepto de ecosistemas sostenibles

El concepto de ecosistemas sostenibles es muy sencillo incluso para explicárselo a los más pequeños de la casa: los ecosistemas son naturalmente sostenibles. Esto quiere decir que reciclan sus elementos de modo que se libran de los desechos y reponen los nutrientes, formando parte de un ciclo de vida coherente.

En este sentido, los ecosistemas utilizan a su favor la energía solar como fuente de alimento para subsistir, entre otros elementos. De hecho, casi el 100% de la energía de la naturaleza proviene del sol y es aprovechada gracias a la fotosíntesis de las plantas.

Ahora que ya compredimos qué es ecosistema sostenible, es vital conocer qué tan importante son para la prosperidad del ser humano en la Tierra.

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sostenibilidad de los ecosistemas

Tal como se informa en un comunicado emitido por la Estrategia Nacional Argentina de Biodiversidad, los ecosistemas poseen un valor intrínseco porque constituyen la base del patrimonio natural y representan un recurso estratégico ya que son la base de una gran variedad de bienes y servicios ambientales esenciales para el desarrollo humano.

Conservarlos es imprescindible, manteniendo ambientes que alberguen la diversidad de genes de cada especie, de comunidades y de ecosistemas, en cada ecorregión del país. Por lo tanto conservar y utilizar la biodiversidad de manera sostenible es la forma de mantener la estabilidad de los ecosistemas de los cuales obtenemos los servicios esenciales.

En otras palabras, esto quiere decir que los recursos biológicos de la Tierra, tales como los ecosistemas, son fundamentales para el desarrollo económico y social de las personas. De hecho, la sostenibilidad de los ecosistemas constituye el sustento de la mayoría de las actividades humanas y la base de una gran variedad de bienes útiles para el bienestar social.

Ecosistema: ¿sostenibilidad ambiental EN PELIGRO?

Lamentablemente, la respuesta es sí. ¿Por qué? En los últimos años la población ha crecido de forma abismal en comparación a otros períodos por lo que los recursos se agotan de forma mucho más rápida. Y, a este factor se le suma que la producción capitalista ejerce una fuerte presión sobre los ecosistemas porque presiona económicamente sobre el ambiente.

El Fondo Mundial para la Naturaleza calculó que solo entre 1970 y 1994, la economía natural se redujo en un 30 %. A partir de 1990, la tasa de reducción era de un 3% anual y este nivel empeoró en los últimos años. Estos datos que la economía de mercado denomina externalidades, tienen graves consecuencias porque ponen en juego la biósfera y, en consecuencia, el futuro de la humanidad.

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A raíz de esta información se puede asegurar que la sostenibilidad de los ecosistemas está amenazada en tanto y en cuanto la humanidad priorice una política de desarrollo y crecimiento económico con tasas crecientes de extracción del stock natural.

Este pensamiento claramente no considera la finitud de los recursos naturales ni las consecuencias negativas que pueden producir tanto para el medio ambiente como para la vida misma. En este sentido, la sostenibilidad en el marco actual se vuelve un desafío para los países y los modelos de desarrollo que proponen.

SOSTENIBILIDAD: el caso de ARGENTINA

El área de Ambiente y Desarrollo Sostenible del PNUD en Argentina provee apoyo técnico y financiero sustantivo al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustantivo de la Nación para integrar cuestiones relacionadas de la tierra y el medio ambiente en planes y estrategias nacionales y sectoriales y proyectos que fomenten un modelo de desarrollo sostenible e inclusivo.

Según este concepto, el uso sostenible de la biodiversidad es parte de una estrategia de conservación: es la gestión del uso de la biodiversidad de forma que se obtengan beneficios sociales, culturales y económicos a la vez que se mantiene su potencial para las generaciones futuras. Abarcando tanto la preservación y el mantenimiento como el uso sostenible y la restauración de los entornos naturales.

En respuesta a esta problemática, el 5 de junio de 1992 la comunidad internacional aprobó el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB por sus siglas en inglés) en Río de Janeiro durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, conocida como “Cumbre de la Tierra”.

El Convenio sobre la Diversidad Biológica se inspiró en el creciente compromiso de la comunidad mundial con el desarrollo sostenible. Y, de hecho, representa un avance sustancial en la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios derivados de la utilización de los recursos.