* Por Jimena Silva Pastrana, Coordinadora General del Movimiento de Jóvenes por el Agua.
Cada vez es más común escuchar en los medios de comunicación los términos crisis del agua y la emergencia climática. ¿Pero a qué se refieren con ello? y ¿cómo afecta a los jóvenes?
Para dar respuesta a las preguntas hay que pensar en las noticias globales y nuestro entorno. ¿Se han dado cuenta que el frío y el calor son más intensos, en comparación con años anteriores, o que han aumentado en frecuencia e intensidad eventos meteorológicos extremos como las sequías e inundaciones?
Darnos cuenta de esos cambios, es una pista muy buena para identificar que estamos experimentando cambios en el clima, pero al utilizar el término de emergencia climática, pasamos a reconocer que dichos cambios son críticos para la vida en la Tierra y es urgente resolverlos con soluciones y acciones de mitigación y adaptación.
Cuando hablamos de las crisis del agua, hablamos en plural, porque al ser un bien común indispensable para la vida, su uso, escasez, exceso, forma de gestionarla o algún cambio en la cantidad, así como dificultades para su acceso, resultan en impactos directos o indirectos que pueden afectar a todos o a sectores concretos como la agricultura, los hogares, la industria, empresas privadas o ceñirse sólo a la administración pública.
De esta forma, la magnitud de la afectación a uno o a varios grupos, puede ocasionar diferentes crisis en sus respectivos sectores e incluso generar conflictos no sólo a nivel local o nacional, sino también internacional como por ejemplo el conflicto del año pasado en Chihuahua donde agricultores tomaron la presa La Boquilla para exigir agua comprometida a Estados Unidos.
Siguiendo lo que he mencionado, de cómo las crisis del agua pueden afectar más a unos sectores que a otros, también el grado de afectación cambia entre grupos sociales. El tema es extenso, pero para pensar en ello, les comparto los siguientes puntos:
En lo laboral, el grueso de la población son jóvenes y en México 8 de 10 trabajos dependen del agua de forma directa o indirecta.
En la agricultura, son los jóvenes en su mayoría quienes realizan las labores agrícolas. Como el sector registra el mayor uso de agua, con el cambio climático, se estima que este segmento de la economía sufrirá impactos más graves.
En el hogar, en una tasa del 99.7% son principalmente mujeres jóvenes quienes realizan trabajo no remunerado en los hogares, encargándose de la recolección y uso del agua para el servicio de alimentos, limpieza de la vivienda o cuidado de la salud de otras personas.
Con el cambio climático el tiempo de sequía puede prolongarse y las mujeres que salen para encontrar el agua, tendrían que caminar más para acceder al recurso o invertir más tiempo para conseguirlo.