Gran parte de los materiales que podrían volver al circuito productivo culminan arrojados en el relleno sanitario. El compromiso estará puesto en que regresen a él para fomentar una economía circular.

Ésta resulta una herramienta imprescindible en pos de lograr un eficiente uso de los mismos en la medida en que se presentan oportunidades de empleo, impulsando nuevos conocimientos, soluciones tecnológicas y una recuperación económica.

La economía circular plantea un nuevo paradigma en la forma en que producimos y consumimos en la cotidianidad. A través de este modelo se busca eliminar residuos y contaminación; mantener productos y materiales en uso y regenerar sistemas naturales.

De esta manera, se incrementa el intercambio, mantenimiento, reciclaje y reutilización. Esta aplicación tiene un impacto directo en la prevención de residuos y por ende, reducir las emisiones de gases.

Se han hallado materiales a partir de residuos orgánicos domésticos que encubren partículas plásticas provenientes de bolsas de basura, envases, entre otros. Finalmente, estos culminan infiltrándose en los suelos agrícolas.

Entre los desechos más comunes predomina el polietileno, uno de los plásticos más usuales, el poliestireno y polipropileno, presentes en los envases, el cloruro de polivinilo, utilizado como envoltorio de alimentos, y las fibras de poliéster y acrílicas.

Para una correcta reutilización, los métodos desarrollados en la actualidad proponen un tratamiento de estos residuos orgánicos domésticos transportándolos a plantas de compostaje.

Éstas tienen la posibilidad de quitar restos de materiales plásticos que se hallan en estos desechos y que no pudieron ser retirados para ser sometidos a procesos de descomposición biológica y tratamientos mecánicos que generarán los microplásticos que, posteriormente, llegarán a los suelos agrícolas.

Para evitar que esto suceda se hace necesario un control previo de los residuos que llegan a las plantas de compostaje, con el fin de reducir la cantidad de plástico que, indefectiblemente, ingresa y que finalmente será volcado en los suelos.

Europa por su óptima adopción de políticas, es considerada pionera en la transición a la economía circular. Las más reconocidas son, el Pacto Verde Europeo, el Plan de Acción para la Economía Circular junto a más de 60 estrategias a nivel regional, nacional y local.

Urge la necesidad de incidir en el diseño y ejecución de políticas ambientales y divulgar conocimiento científico mientras afrontamos las consecuencias del cambio climático. No hay progreso si no nos aliamos a las luchas globales que proclaman por los derechos y protección ambiental.

El modelo actual se caracteriza por el un consumismo desmedido sin pensar en los impactos que genera. Tomamos un recurso, lo usamos un período de tiempo corto y luego lo desechamos. Esto agota los recursos produciendo un derroche extremo. ¿Qué obtenemos como resultado? ¡Cambio climático!

Entonces, si pretendemos concretar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y comprometernos a bajar las emisiones de gases de efecto invernadero como propone el Acuerdo de París, debemos impulsar un nuevo modelo económico.

Promover medidas hacia un modelo circular sin dudas, simboliza una oportunidad de desarrollo que sentaría las bases alineadas con el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

Para concluir, el compromiso estará en crear potenciales beneficios medioambientales, económicos y sociales capaces de incentivar nuevos modelos de producción y consumo sostenibles. De todas maneras, es menester contar con la responsabilidad de la sociedad civil, sectores públicos y privados según el contexto particular.

Hacen falta nuevas concepciones en cada uno de nosotros capaces de reconciliar los modos de utilización de los recursos por otras, que fomenten la consideración de que un residuo puede tener un valor como materia prima para generar productos que beneficien en este caso, a la tierra.

¿PODREMOS DISMINUIR EL USO DE LOS PLÁSTICOS QUE UTILIZAMOS A DIARIO?