La mayoría de la ropa que usamos desprende microfibras ya que el 65% de las fibras utilizadas en la industria de la moda están hechas de material sintético industrial. Las fibras sintéticas representan 60% de la producción mundial, donde el poliéster sólo constituye 50% del total, seguidas por el algodón (30%).
Los microplásticos textiles son residuos con forma de hilos alargados, con un ancho promedio de 30 micrones y una longitud hasta 200 veces mayor. Se estima que representan más de 85% de los microplásticos en los océanos.
El lavado de ropa descarga entre medio millón y un millón de toneladas anuales de microfibras en las aguas residuales. Las microfibras son tan pequeñas que se cuelan por el desagüe sin que ningún filtro consiga detenerlas. Estas se dispersan aleatoriamente, en función de su tamaño y densidad, y se depositan sobre amplias superficies, en ambientes cerrados o abiertos, donde terminan contaminando los océanos y eventualmente intervienen en la cadena alimenticia donde posiblemente estén llegando a nosotros cuando consumimos alimentos marinos.
Las microfibras son pequeños fragmentos de fibras sintéticas de tamaño de cinco milímetros de largo o menor, de las cuales se desprenden de la ropa y que forman parte de los contaminantes conocidos como microplásticos.
Se han encontrado evidencias de animales marinos que ingieren estos microplásticos: el 62% de las langostas (Nephrops norvegicus) en Escocia investigadas contenían microplásticos textiles. Además, la ingestión de microfibras puede intervenir con el ciclo de vida de las especies marinas ya que puede bloquear el tracto digestivo, moverse a otros órganos y/o acumularse.
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Asimismo, los microplásticos textiles tienen una gran capacidad para absorber contaminantes presentes en el agua, ya que poseen un área superficial muy grande con relación a su volumen. Las microfibras son como imanes que atraen los metales pesados y compuestos hidrófobos como los pesticidas.
El aumento de microfibras en el océano se debe al intenso uso de fibras sintéticas en la industria de la moda, y a que estos no se biodegradan con facilidad. Es decir, que al optar por el uso de ropa de fibra sintética, como el nailon, poliéster y polietileno, estamos contribuyendo a la concentración de microplásticos en los cuerpos de agua.
¿Qué podemos hacer como consumidores?
Para evitar la liberación de este tipo de microplásticos se sugiere las siguientes medidas:
- No lavar innecesariamente la ropa, solo realizar el lavado de la prenda si se ha ensuciado o luego de varios días de uso.
- Llenar la lavadora al máximo, lavar a baja temperatura, y utilizar detergente líquido en vez de en polvo. Estas acciones disminuyen el número de microfibras desprendidas por lavado.
- Utilizar una bolsa filtrante para lavar la ropa que retiene las microfibras, ya que se desprenden un 86% menos de fibras, y las que sí se desprenden quedan atrapadas en la bolsa
- Evitar comprar vestimenta de fibras sintéticas, y compremos fibras naturales y vegetales, las cuales son degradables y amigables con el medio ambiente.
- Disminuir el consumo de moda rápida o "fast fashion", cual tiende a fabricar ropa masivamente y de pobre calidad.
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¿Y tú, ya conocías los efectos de las microfibras?
Fuentes: Franca Magazine Esturirafi BBC Residuos Profesional Gabriela A. Vázquez Rodríguez