Para bien o para mal, la crisis ambiental y la contaminación de los océanos a causa del consumo y descarte de plásticos de un sólo uso, ya no es novedad. De acuerdo con estadísticas de ONU Medio Ambiente, el mundo produce aproximadamente 300 millones de toneladas (40 kilos por persona) de residuos plásticos cada año y actualmente solo el 14% se recolecta para el reciclaje. Los científicos estiman que 8 millones de toneladas de desechos plásticos llegan a los océanos cada año y uno de cada seis peces comerciales tiene plástico en su sistema afectando seriamente la salud humana.

Los números nos dan la magnitud de esta problemática, pero el arte habilita otra dimensión, la de la profundidad, la sensibilidad, lo que queda por fuera de la razón. Y en este sentido se inspiró la obra “Oleada de conciencia”, a cargo de la artista Mónica Casella, que se podrá visitar en el marco de Bioferia, el encuentro de consumo responsable que tendrá lugar el próximo 27, 28 y 29 en el Hipódromo de Palermo con una convocatoria esperada de 30 mil personas.

La acción será impulsada por la Asociación Civil Ecomanía, ONG dedicada promover el desarrollo sostenible y el consumo responsable, Greenbondi, agencia dedicada a la comunicación y la sustentabilidad, Buena Estudio, agencia especializada en marketing sustentable y la generación de contenidos con propósito. El proyecto cuenta con el apoyo de Mecenazgo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires.

“Desde Ecomanía impulsamos desde hace diez años distintos contenidos con la misión de promover buenos hábitos en los consumidores. En este marco venimos realizando hace tiempo proyectos artísticos vinculados con el reciclaje y el arte entendiendo, por un lado, que los residuos son una de los principales desafíos ambientales que enfrentamos en la actualidad, y por otro, que el arte es una de las herramientas más potentes para despertar conciencia en las personas”, afirma Lucila Peró, directora ejecutiva de la Asociación Civil Ecomanía y socia de la agencia Greenbondi.

“Es por esto que encargamos a la artista Mónica Casella la elaboración de una obra de grandes dimensiones para generar una oleada de conciencia en los ciudadanos de Buenos Aires”, agrega Analía Flores Fundadora de Buena Estudio. “Queremos trascender el plano de arte reciclado para avanzar hacia el de arte consciente que tiene mucho más que ver con la sustentabilidad como nuevo paradigma”, afirma Analía, que junto a Ecomanía ya realizaron anteriormente y en alianza una exhibición sobre arte con descartes en el Centro Cultural Recoleta.

El drama del plástico

A la hora de graficar las consecuencias ambientales que está produciendo el plástico a nivel planetario podemos citar los hitos más conocidos como la incorporación del capítulo Vida Submarina en los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU o la publicación de la foto de la bolsa de basura cual iceberg en la portada de la revista National Geographic.

Algunos otros datos son:

- Existen cinco mega islas de deshechos que se han formado y flotan en la mitad de nuestros océanos. Una de ellas tiene la misma superficie que Francia.

- Los seres humanos nos estamos comiendo una tarjeta de crédito por semana (5 gramos) mediante la ingesta de microplásticos presentes en gran cantidad de alimentos, agua embotellada y productos cosméticos.

- Si no se toman medidas para eliminar los microplásticos de los productos de higiene, y los países no regulen el uso de este material, en 2050 los océanos tendrán más plásticos que peces.

- Si contemplamos que el plástico, como lo conocemos hoy, se inventó hace tan sólo 100 años, sí, nos llevó tan sólo 100 años generar esta crisis ambiental, la toma de conciencia y la búsqueda de soluciones se vuelve aún más urgente.

Oleada de conciencia mundial

La obra “Oleada de conciencia” no es una expresión aislada, sino que se inserta dentro de un fenómeno en distintas ciudades del mundo, donde muchos “artivistas” hacen o hicieron olas con basura para ayudar en la concientización, y si bien no hay una inteligencia planificada como colectivo, sí está sucediendo en simultáneo. Como es el caso de Benjamin Von Wong, autor del “Strawpocalypse" (apocalipsis de las pajitas), que construyó una ola con 168.000 sorbetes plásticos.

“Estábamos en la búsqueda de una obra de arte que pueda levantar la voz, hablar por sí sola sobre el drama de los plásticos. Así fue que encontramos una ola de plástico increíble realizada por Mónica Casella, quien nos propuso replicar la obra con el objetivo de multiplicar el impacto visual y así conseguir que la concientización sea aun mayor, muchas olas y de gran tamaño: La Oleada de Consciencia”, cuentan las fundadoras de Buena.

La obra consiste en una instalación de 5 olas en su cumbre de rompiente, realizadas con botellas de PET 100% recuperadas, en donde cada una, representa a uno de los 5 océanos de nuestro planeta. Estará dispuesta en una superficie de 70 metros cuadrados, con dimensiones de hasta 3 metros de altura y 7 metros de ancho. Para su realización se recuperaron y reciclarán más de 60.000 botellas de PET de un solo uso. Al ingresar a la obra se caminará sobre un suelo tapizado de escamas plásticas que remiten a la basura de nuestras costas, simulando una “navegación a pie”. Con la instalación se busca que el tamaño de las olas manifieste el tamaño del problema.

“La instalación artística propone un recorrido en dos dimensiones: despertar la conciencia e invitar a la acción. El objetivo es que quienes la visiten la puedan recorrer, habitar, que se puedan pensar dentro y fuera de ella desde diferentes perspectivas, caminando entre y en el interior”, agrega Lucila Peró.

La huella de la obra

“Cada una de mis obras tienen como objetivo generar conciencia ecológica a través de un fuerte impacto visual inicial, desafiando al resto de los sentidos al recorrerla, experimentando diferentes sensaciones". El material que utilizo es de uso cotidiano en todas las actividades de nuestra vida, lo que significa que se produce en grandes volúmenes. Para esta propuesta la botella de PET será la elegida. La obtengo de las cooperativas urbanas, luego las selecciono, limpio y adapto al proyecto, siempre respetando la composición, forma y color de origen, dándole la espacialidad deseada mediante estructuras metálicas. Una vez materializada y terminada su exposición me ocupo y preocupo para que el proyecto sea sustentable y responda a una economía circular, por eso cada botella vuelve a las cooperativas, quienes se encargan de transportalas a las plantas transformadoras que producen materia prima reciclada”.

“Mis activaciones las defino como: Arte Retornable. Por un lado, al darle una nueva oportunidad de vida a los materiales, reciclándolos. Y por otra, Arte Responsable, al generar compromiso en el cuidado del medio ambiente. El arte es el camino, reciclar es parte de la solución”, resume la artista y arquitecta, Mónica Casella.

“Habitar las olas, recorrerlas, encontrar en la instalación los elementos que son desechos de nuestra propia cotidianeidad, en realidad permite descubrirnos a nosotros mismos en una actitud insostenible de consumo y descarte”, suma la artista. “Desde afuera por su inmensidad, desde adentro porque su material sorprenderá, la idea es que el público descubra su cotidianeidad y hábitos de consumo allí plasmados, sensibilizando, concientizando y promoviendo la generación de hábitos de consumo más responsables”.

La instalación estará acompañada de diferentes letreros con cifras y mensajes para dimensionar y aprender sobre los desafíos del plástico. Más allá de la toma de conciencia, el objetivo es proponer al espectador soluciones que estén a su alcance, hábitos que sumados contribuyan a frenar esta crisis. Bajo la propuesta de “Subite a la ola de conciencia” el espectador podrá literalmente subirse a las olas a bordo de una tabla de surf para sacarse una foto y manifestar su compromiso para mantener los océanos libres de plástico #YoMeSuboALaOla.

“Bioferia nos da el marco ideal para brindar una oferta artística a la comunidad sin que hayan salido a buscarla, ahí donde no se espera, donde no hay museos ni visitas guiadas. En Bioferia el arte se vive, se siente, es un grito de conciencia en un espacio de construcción y afirmación de un nuevo paradigma”, concluyen Analía y Lucila.

La obra estará acompañada además de un barófono, instrumento musical realizado con botellas de plástico, creado por el músico Manuel Ongara e intervenido por la artista Magui Roccatagliata.

Y una nota de color: como cierre de la acción se presentará la comparsa de artistas liderada por el reconocido artista Edgardo Rodríguez, quienes se presentan con trajes realizados íntegramente de coloridos plásticos invitando al público a bailar y sumarse a la ola.