Los árboles proveen una gran cantidad de servicios ecosistémicos que permiten la vida como la conocemos. Uno de ellos y que, además, está en peligro, es el secuestro de carbono. La Selva Amazónica es reconocida como el “pulmón del planeta” ya que, por su gran tamaño, absorbe aproximadamente 1.000 millones de toneladas de CO2 y entre el suelo y la vegetación, contienen una cuarta parte de todo el CO2 que se genera en el mundo.
El estudio se basó principalmente, en la premisa que “la capacidad de la selva amazónica para almacenar carbono está determinada por la velocidad con la que mueren los árboles”. A partir de la misma, se descubrieron los factores que afectan la tasa de mortalidad de los árboles en el Amazonas, y porqué la misma está aumentando.
Al ser el primer análisis a gran escala que investiga las razones por la cual los árboles mueren, se necesitó más de 100 científicos y se utilizaron datos recopilados por muchos años por la Red Amazónica de Inventarios Forestales (RAINFOR).
La Dra. Adriane Esquivel-Muelbert, investigadora del Birmingham Institute of Forest Research y quien dirigió la investigación, explica que “comprender los principales factores que causan la muerte de los árboles nos permite predecir y planificar mejor las tendencias futuras, pero esta es una gran tarea, ya que hay más de 15.000 especies diferentes de árboles en el Amazonas”.
Con la información recolectada de más de 30 años, analizando un total de 124.000 árboles vivos y 18.000 árboles muertos en 189 parcelas de 1 hectárea, se concluyó que la tasa de crecimiento de las especies es un factor de riesgo clave para la mortalidad de los árboles. En este sentido, el Dr. David Galbraith señala:
Encontramos una fuerte tendencia que muestra que las especies de rápido crecimiento tienen una esperanza de vida más corta. El cambio climático ha brindado condiciones favorables para estas especies y el hecho de que tengan ciclos de vida más cortos indica que el servicio de secuestro de carbono que brindan los árboles amazónicos podría disminuir. ”
Como la mortalidad de los árboles no es un evento común, cada vez que un árbol muere, los científicos deben seguir un protocolo o trabajo forense detallado, que les permite descubrir la verdadera razón de su muerte. Están seguros de que ahora que se entiende la razón por la cual los árboles mueren, estamos en el momento indicado para tomar acciones.