El agua es uno de los recursos más importantes para la vida. El 71% de la superficie del planeta está formada por ella y  conforma el 65% de nuestro cuerpo. Aunque nos hemos acostumbrado a verla correr por los ríos, o deslizarse por el grifo, ella se encuentra principalmente en el interior de nuestras células, circula en nuestra sangre y alimenta todos los órganos y tejidos de nuestro cuerpo.

Quizá porque a veces no recordamos que el agua es parte de nuestro propio cuerpo es que la vemos como un recurso esencial a nivel productivo, cuando, aunque eso es importante, lo cierto es que ninguno de nosotros puede estar sin beber agua más de cinco o seis días. El “Día Mundial del Agua”,  celebrado cada 22 de marzo y adoptado por la ONU en 1993, busca que recordemos lo vital que es para nosotros, al igual que lo hacen  otras iniciativas y proyectos que buscan hacer su aporte para cuidar un recurso fundamental para la vida.

Siguiendo el impulso de cuidar el agua y hacerla accesible para todas las personas,  Julián Weich, un reconocido actor, conductor argentino y embajador de UNICEF, se unió a Nicolás Wertheimer, un joven médico de 26 años que soñaba con encontrar soluciones de fondo a muchos de los problemas que veía cuando realizaba su residencia. Ambos dieron vida a “Proyecto Agua Segura”, una empresa social argentina que busca promover el acceso al agua potable  por parte de las comunidades más vulnerables. Los referentes sumaron su compromiso para lograr aportar una solución efectiva a la falta de acceso al agua saludable, una problemática que alcanza a millones de personas en todo el mundo.

Según la Organización Panamericana de la Salud, en América Latina y el Caribe son 40 millones de personas las que no tienen acceso a fuentes de agua mejoradas; lo cual parecería imposible si se tiene en cuenta que Latinoamérica es la región con la disponibilidad de agua más alta del mundo; pero esto no se traduce en un acceso total por parte de la población. Quienes beben habitualmente agua en mal estado corren serios riesgos de sufrir deshidratación y desnutrición, cuando no la muerte. De hecho, según un informe de Joint Monitoring Programme (OMS y UNICEF 2015) cada año 1.500 millones de personas son afectadas por enfermedades transmitidas por el agua, y cada 90 segundos muere un niño a causa de este flagelo.

Frente a esto, el Proyecto Agua Segura ofrece una solución concreta al problema del agua no tratada, a través de la educación y la utilización de tecnologías innovadoras para acercar soluciones de prevención sanitaria a poblaciones en riesgo de contagio de enfermedades transmitidas por el agua. Para lograrlo, trabajan en concientizar, especialmente a las comunidades más vulnerables, sobre la importancia de beber agua libre de bacterias, virus y parásitos; al mismo tiempo que difunden las consecuencias de no hacerlo y capacitan acerca de cómo es posible enmendar la situación a partir de la utilización de filtros de probada efectividad.

Se trata de los filtros LifeStraw, que gracias a su innovadora tecnología permiten que el agua contaminada o extremadamente sucia pueda ser recuperada y saludable para su consumo. De todas las metodologías para tratamiento de agua (cloro, solar, filtración, etc) estos filtros se destacaron por ser los únicos que cumplen con los más altos estándares en protección sanitaria según la OMS.

En circunstancias diversas, los filtros LifeStraw, desarrollados en el 2005 por una compañía suiza que realizó numerosos estudios para garantizar su eficiencia, fueron empleados en los cinco continentes, a través de las ONGs más importantes del mundo. De hecho, demostraron grandes resultados en situaciones de emergencia o catástrofes naturales, como inundaciones o terremotos, ya que permiten obtener agua segura a partir de la propia agua de inundación y evitar brotes de enfermedades transmitidas por ella.

Hoy, el Proyecto Agua Segura ha llegado a más de 40 comunidades y 300 familias de las provincias de Salta, Santiago del Estero, Chaco, Mendoza, San Juan, Entre Ríos, Formosa y Buenos Aires; además de a unos 50 centros de evacuación. En todos esos destinos se entregaron tanto filtros para las comunidades (LifeStraw®Community) como para los hogares (LifeStraw® Family 1.0) y les enseñaron a los usuarios cómo aprovecharlos al máximo.

LifeStraw® Community es un purificador de agua de alto volúmen con una capacidad de carga de 50 litros con un purificador microbiológico instantáneo de agua que elimina bacterias, virus y parásitos. Es capaz de abastecer con agua segura a 100 personas por día, purificando en promedio 12 litros/hora. No requiere energía eléctrica ni conexión, y es de fácil mantenimiento y limpieza.

Por su parte, LifeStraw® Family 1.0 es un purificador de agua para uso en hogares sin acceso a agua potable que ayuda a prevenir las enfermedades transmitidas por ella.

Como parte del Proyecto, también se han realizado tareas de capacitación a través de la concientización sobre la importancia del agua segura; y cosecharon sonrisas de cientos de niños y adultos que vieron cumplirse un derecho que parecía imposible de adquirir: tener al alcance de la mano un recurso vital.

Además, el proyecto incluye el seguimiento y control sobre el efecto real que provoca consumir agua segura, a través de la medición de talla y peso a cada integrante de las comunidades visitadas.

Con el mismo entusiasmo inicial, la dupla trabaja junto con empresas, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil con la firme creencia de que, para cambiar el mundo, se necesita el compromiso de todos, constituyéndose en referentes de un cambio de paradigma al que todos estamos invitados a sumarnos.

Conoce más sobre este proyecto en el siguiente video: