La economía ambiental es un campo de estudio que aplica esta perspectiva económica y sus herramientas para analizar los procesos productivos. Su objetivo es solucionar problemas relativos al uso de los recursos naturales y el impacto ambiental.
Como toda ciencia social, la economía tiene diferentes perspectivas. La economía liberal tradicional, durante muchos años ha ignorado lo que se suelen denominar ''costos ambientales'' y ''costos sociales''. Sin embargo, esto está cambiando gracias a la a aparición de algunas ramas que evalúan los costos y beneficios ambientales de las actividades de producción de bienes y servicios.
¿Qué es la economía ambiental?
En la economía más ortodoxa, no se tiene en cuenta ni el medio ambiente ni las problemáticas sociales como parte del proceso productivo. Su punto de partida es individualista que concibe al individuo como un ser aislado, sin tener en cuenta las relaciones sociales.
Si bien es cierto que podríamos matizar estas afirmaciones, en esencia es lo que sucede y ha traído sus consecuencias. Un desarrollo basado en la explotación depredadora de la naturaleza y un sistema cuyo único centro era la obtención del máximo beneficio.
Sin embargo, cada vez más personas y gobiernos son conscientes de la urgencia de tomar cartas en el asunto y fijar una agenda ambiental. Los grandes desafíos de la humanidad en la actualidad pueden superarse si los procesos productivos se piensan en términos de desarrollo sostenible.
El ambiente provee múltiples recursos e insumos a la economía y es imprescindindible que podamos garantizar que la producción de bienes y servicios sea sostenible en el tiempo. Por ello, surge esta otra forma de analizar los procesos que tiene en cuenta el costo y el impacto ambiental, así como también ayuda a pensar nuevas formas de producir que lo reduzcan.
Es en este marco que aparece la economía ambiental. Esta rama de la teoría económica surge entre los años sesenta y setenta del siglo pasado, por un lado como consecuencia de las teorías que creían en el crecimiento sin límites gracias a los flujos de capital.
La economía ambiental se propone poder valorar los cambios en la calidad ambiental que genera la actividad humana. Para hacerlo, utilizan una serie de indicadores que analizan los costos y beneficios de la actividad productiva.
Todo proceso productivo y sus distintas etapas trae implícito algún tipo de impacto ambiental que en ningún momento es devuelto a la naturaleza. El costo ambiental es un indicador que permite calcular en términos económicos este impacto.
Una de las cuestiones que plantea la economía ambiental es quién paga este costo ambiental. ¿Quienes producen, quienes consumen o ambos? Sin embargo con pagarlos no alcanza, porque el daño está hecho. Es por eso que se debe trabajar en sintonía con el derecho ambiental a fin de sancionar los atropellos contra la naturaleza y los recursos que no podremos recuperar.
Otro indicador que utiliza la economía ambiental es el de la evaluación de impacto ambiental, y se usa para pensar las acciones productivas en términos de costo-beneficio. Es decir que en función del impacto que genera una determinada actividad, se evalúa también costo que esta conlleva.
Por suerte y por obra de la concientización respecto del desarrollo sostenible, cada vez existen más empresas que empiezan a tener en cuenta estos aspectos. Es el caso de las empresas b un sistema mundial al que suscriben empresas que optan por crear un triple impacto positivo.
Estas compañías buscan ir más allá del mero beneficio económico y como la economía ambiental tienen en cuenta que existen costos sociales y ambientales. Es por eso que sin tergiversar su naturales de obtención de ganancias, producen siendo conscientes del impacto ambiental que generan. De hecho toman acciones para reducirlo al mínimo posible.
Estas empresas cumplen también altos estándares de certificación internacional, que garantizan la transparencia que dan la seguridad que estamos adquiriendo un producto de una empresa consciente.
Sin embargo, es importante estar atentos como consumidores ya que también existen muchas empresas que manipulan sus etiquetas o dan información engañosa respecto de la sostenibilidad de sus productos. A este tipo de artimañas del marketing se le denomina greenwashing.
En definitiva, la economía ambiental utiliza una serie de técnicas e instrumentos de medición que nos permiten conocer el impacto que genera la actividad productiva. Pero, como el derecho ambiental, se trata de una perspectiva interdisciplinaria. Son variados y distintos los instrumentos que podemos usar para magnificar la huella que dejamos.
Más allá de lo puramente económico, esta disciplina nos deja otra lección humana. Si queremos avanzar hacia un desarrollo sostenible, los aspectos a tener en cuenta son múltiples. No podemos continuar con un modo de producir que reproduzca la pobreza y la falta de acceso a bienes básicos. Tampoco podemos continuar destruyendo la única casa que tenemos.
La salida entonces es siempre colectiva. Sólo intercambiando con otros especialistas y áreas que se preocupan por el medio ambiente y el impacto social podremos construir la consciencia que sustituya la forma de explotación económica actual por el desarrollo sostenible.
¿Y tú crees que estamos demasiado lejos de poder producir de forma sostenible?
Fuentes: Sosteniblepedia, Conicet Mendoza y Analytica.