Varias ciudades del planeta se están despojando el hormigón de la tierra y las plantas ganan protagonismo urbano. Se busca, también que las especies animales y vegetales regresen a entornos de los cuales fueron desalojados por las ciudades.
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Las ciudades de hormigón… ¿acaso pueden cambiar?
Con el desarrollo del hormigón armado, a mediados del siglo XIX, este material se convirtió en la materia prima más repetida en las ciudades. Un material resistente, pero sin las mejores cualidades para el ambiente natural.
En algún momento, se habló de retroceder el concreto y hacer “ciudades verdes”, aludiendo a la siembra de vegetación en las urbes. Pero, un detalle: poblar indiscriminadamente las ciudades con árboles y otras plantas no es suficiente.
Las plantas se complementan con otras condiciones para lograr un equilibrio ambiental. Necesitan suelos para sus raíces. Pero, la lluvia y la brisa chocan con los edificios, sin ser absorbidos como sucede en ambientes naturales.
Ahora se habla de la “esponjosidad” de las ciudades
Consiste en eliminar las superficies duras de las ciudades. De ese modo, se potencia la capacidad hídrica de los suelos urbanos. Así, la vegetación tiene un suelo más idóneo y no necesita ser mantenida, con costoso riego artificial.
Por ejemplo, se busca eliminar aceras y pavimentos de concreto. En su lugar, volver a las piedras naturales, que son más porosas. A su vez, a otros materiales como el adobe o bien revestir fachadas con piezas que capten humedad.
Pero, eliminar 100% el concreto no es posible. Muchas estructuras están hechas con este material. Eliminar el concreto implica quitar columnas o vigas. Por eso, se habla de atender las fachadas o muros, ante todo los pavimentos.
Hay puntos estratégicos, como por ejemplo las azoteas o parques. Son sitios donde se debe promover la “esponjosidad”. También, en sitios como centros comerciales con espacios al aire libre, o bien en viviendas con patios.
¿Una iniciativa del gobierno o de la gente?
Cambiar el concreto de las ciudades parece un trabajo enorme, que debería estar en manos del Estado. Pero, en Estados Unidos la gente se une: cambia mantos de pavimentos, crean escuelas con fachadas verdes, hace en pequeña escala la sustitución del hormigón.
Algo que se espera tenga éxito, que las ciudades dejen de ser grises… pero, no solo que sean verdes. También, que sean más porosas. Eso garantizaría un mundo con ciudades sostenibles.
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¿Vives en una ciudad rebosada de concreto? Pues, se habla de cambiar esta realidad. Hay que crear entornos urbanos diferentes. El cemento da lugar a materiales más esponjosos, a la vez que la vegetación se adentra cada vez más en los emporios citadinos.
Fuente: redacción.com.