La becacina grande (Gallinago stricklandii) protagoniza uno de los misterios más profundos de la ornitología de Chile y Argentina y pese a que esta ave se menciona en la literatura desde hace casi un siglo, el avance respecto a su conocimiento ha sido prácticamente nulo.
Esta especie posee la apariencia típica de una becacina, pero presenta varias características que la distinguen de la becacina de Magallanes o porotera (Gallinago magellanica), la cual tiene una distribución más amplia en Chile y zonas adyacentes de Argentina. La becacina grande se caracteriza por tener un cuerpo robusto, cuello y patas gruesas, lo que le otorga una apariencia maciza. Además, su plumaje es de tonalidad anteado y castaño canela en general, su pico tiene una base ancha y una ligera curvatura hacia abajo en la punta, entre otras particularidades.
Un ave misteriosa
Se trata de una especie desconocida, con escasa información sobre aspectos tan básicos como su alimentación solo habiendo luces del consumo de invertebrados, particularmente de coleópteros. Esta situación también se extiende a su reproducción, para lo cual existen pocos datos que indican que la temporada reproductiva de la especie de extendería entre noviembre y enero. Otros aspectos sobre esta especie que no están del todo claro son su distribución y migración.
Actualmente se le describe entre las regiones del Biobío y Magallanes, estando restringida en la parte más austral de su distribución durante la época estival, mientras que durante el otoño y el invierno se trasladaría a zonas entre las regiones de Aysén y Biobío. Gran parte de los registros actuales, se encuentran en los canales y fiordos de la región de Magallanes. Registros invernales recientes dan cuenta de que al menos una parte de la población migra, pero se desconocen sus rutas, distancias y áreas de invernada.
Su misterio radicaría en que aparentemente su abundancia es baja y que gran parte de su distribución conocida incluye los inaccesibles y poco explorados fiordos del sur del continente.
Esa becacina puede ser tu vecina
En Facebook, el Centro de Rehabilitación de Aves de Leñadura publicó: “Desde el primer registro de un ejemplar de Becacina grande encontrado en un patio en la ciudad de Punta Arenas en abril de 1998, han ocurrido otros tres eventos similares. Esto deja en evidencia que durante abril y mayo estas aves sobrevuelan la ciudad de Punta Arenas durante las noches como parte de su ruta migratoria al norte”, dando cuenta de una posible ruta migratoria de la especie hacia el norte.
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A raíz de esto, la Red de Observadores de Aves y Vida Silvestre de Chile (ROC) junto a la Agrupación Ecológica Patagonica lanzaron el Desafío ROC N°4, “Esa becacina puede ser tu vecina”, buscando involucrar al observador de aves y la ciencia ciudadana en la construcción de nuevo conocimiento sobre esta especie. Y, de hecho, poco después del lanzamiento de esta invitación se registraron individuos en las cercanías de la ciudad de Puerto Natales y al menos 3 ejemplares deambulando por las calles de Punta Arenas.
En términos generales, se han registrado muy pocas apariciones de la becacina grande, pero cada avistamiento ha aportado información valiosa. Por ejemplo, en todos los registros realizados en 2020, sólo se observó un ejemplar. ¿Será que esta especie realiza su migración de forma individual? ¿Todas migran o es migrador parcial? ¿O será casualidad que solo se haya registrado un individuo en cada lugar durante este periodo de tiempo? Además, las observaciones indican que la becacina grande se asocia con ambientes húmedos o anegados con vegetación baja en la mayoría de los registros.
Además -por ahora- los registros se han concentrado en las regiones de Magallanes y Aysén, haciéndose necesario aumentar los esfuerzos de búsqueda en otras regiones del sur de Chile en donde existen registros históricos en periodo post-reproductivo.
La expedición a Aysén
Debido a repetidos registros en el Parque La Tapera, un área privada ubicada cerca del paralelo 48°19'S, 73°28'O, en la austral región de Aysén, un equipo conformado por profesionales de la ROC y Fundación Parque La Tapera, acudió hasta el lugar en diciembre del año 2021, con el objetivo de confirmar la presencia de la becacina grande en el área y su potencial reproducción. Una vez allí los y las investigadoras no tardaron en observar a la especie e incluso pudieron grabar sus vocalizaciones mientras desarrollaban sus despliegues aéreos nocturnos, lo que además permitió determinar que no se trataba de solo un individuo.
Además, lograron capturar a dos individuos, potencialmente pareja ser observados juntos, anillarlos y observarlos de cerca, pudiendo – por ejemplo- observar en ambos ejemplares, un parche de incubación lateral en condición seco, indicador indirecto de que estuvieron incubando. El parche de incubación es un área desprovista de plumas que las aves desarrollan cuando deben incubar para poder traspasar calor desde su cuerpo a los huevos.
Las proyecciones de investigación
Tras las luces de reproducción de la becacina grande en el área de protección privada “Parque La Tapera” cerca del Ventisquero Jorge Montt, se trabaja en futuras líneas de investigación para la especie en el lugar. Es por eso que el equipo ROC-Parque La Tapera postuló a un fondo internacional para la compra de equipo GPS para descubrir las rutas migratorias de esta especie, así como también sus áreas de invernada, así como las amenazas que enfrenta en esos lugares.
La buena noticia es que dicho fondo fue adjudicado bajo el nombre de“Uncovering the seasonal movements of the enigmatic Fuegian Snipe Gallinago stricklandii” postulado a Wader Quest, por lo que pronto deberá organizarse una nueva expedición para la captura de individuos y la instalación de estos dispositivos para el “trackeo” de esta desconocida ave.
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