Una pregunta que siempre aparece cuando una ciudad se decide a combatir la crisis climática, es ¿cómo financiar el cambio?.
En términos estructurales, lo primero que deberían hacer las ciudades es planificar una re-orientación de sus flujos presupuestarios hacia esa transformación. Existen metodologías para inventariar bienes y terrenos fiscales con posibilidad de venta o disposición que generen ingresos para la transformación (puede consultarse el interesantísimo “Árbol Financiero para la Toma de Decisión Climática” de la red global de ciudades sostenibles, ICLEI).
Los distintos niveles de gobierno deberían incorporar lineamientos verdes (taxonomía verde) para el acceso al financiamiento que re-orienten los ingresos públicos por impuestos provenientes de industrias contaminantes, hacia proyectos de tecnologías de cero emisiones, como las energías renovables.
Como ejemplos concretos de mecanismos financieros innovadores incipientes en nuestra región, podemos destacar tres:
Compras por lote
Para mejorar los precios de compra de equipos de energía renovable es clave promover el acceso a redes de ciudades. Hoy existen varias, pero la mayoría no están coordinadas sino que compiten en lugar de complementarse estratégicamente.
Para ello es importante identificar la tipología de cada ciudad de acuerdo a sus características biofísicas (ciudades costeras, ciudades de montaña, etc.), y la afinidad por actividades económicas (ciudades industriales, corredores turísticos, etc). Esto permite crear economías de escala, disminuir costos y diseñar proyectos bancables por grupos de ciudades. Ciudad por ciudad, de forma aislada sería imposible.
Además, el proceso para implementar nuevos proyectos de energía solar fotovoltaica (paneles solares) es obstaculizado por problemas de planificación y permisos.
Un enfoque que ha surgido para revertir estos dos problemas son los programas de compra por lote, también conocidos como campañas de “solarización”. Además de los descuentos por volumen de compra, estos programas incluyen beneficios como el acceso a instaladores certificados, evaluaciones gratuitas de cada sitio de instalación, permisos simplificados y requisitos de inspección. El informe REN21 “Renovables en Ciudades Hoy”, profundiza en el tema.
Captura de valor de la tierra
La captura de valor de la tierra (o LVC, por su sigla en inglés) es un enfoque utilizado para ayudar a financiar nuevos proyectos de infraestructura para renovables.
El LVC funciona cuando una ciudad lanza un plan de inversiones en infraestructura para energías renovables en un área determinada de su territorio. Las propiedades en esa área van a incrementar su valor. Se establecen mayores impuestos, derechos de desarrollo u obligaciones de hacer a los dueños de esas tierras, lo que genera ingresos o ayuda extra, convirtiendo las inversiones en autosuficientes.
La Ciudad de Curitiba, Brasil ha creado plusvalías en su código de construcción para incentivar al sector de la construcción a desarrollar edificaciones que cuenten con instalaciones o facilidades técnicas para la instalación de paneles solares fotovoltaicos y calentadores solares de agua. La Ciudad de Mendoza, Argentina está pilotando algo similar en su proyecto “Distrito Sustentable”.
Empresas de Servicios Energéticos
Las empresas de servicios energéticos (o ESCO por su sigla en inglés), son empresas que brindan servicios de energía, generalmente utilizadas para el recambio de equipos de refrigeración y calefacción por los más eficientes.
Las ESCO financian el costo de capital de los equipos y el beneficiario va repagando a medida que va recuperando la inversión debido a la eficiencia en el consumo. El mercado ESCO representó unos USD 28,6 mil millones en 2017, creciendo un 8% respecto al año anterior. Solo China tiene más de 2.300 ESCO registradas, de los cuales alrededor del 72% se establecieron entre 2012 y 2017.
Teniendo en cuenta la baja exponencial en el precio de las energías renovables en América Latina (80% en los últimos 6 años), varias ESCO comenzaron a financiar paneles fotovoltaicos y calentadores solares de agua (ver avances en Chile y Brasil).
A pesar de que aún tienen un costo de capital elevado, la proyección es siempre a la baja y la eficiencia siempre garantiza el repago. En nuestra región, países como Brasil generan un mercado más de USD 300 millones bajo el sistema ESCO. Por su parte, ANESCO Chile es un ejemplo de escala que funciona como plataforma uniendo a diversas ESCO con proyectos de eficiencia energética en edificaciones, proveyendo financiamiento a través de contratos de desempeño energético.
La necesidad de mayores flujos financieros que suelen reclamar las ciudades puede depender más de cómo se diseñan y planifican los sistemas de recaudación y la sostenibilidad fiscal, que de la cantidad invertida en sí.
Además de los cambios estructurales para re-orientar la recaudación de empresas contaminantes hacia proyectos de energías renovables, existen herramientas innovadoras que permiten iniciar la acción hoy.