El mundo genera 3,5 millones de toneladas de plástico y otros desechos sólidos al día. Es 10 veces más que hace un siglo. Son números que nos recuerdan la necesidad de repensar qué hacemos con nuestros desperdicios.
Cada vez son más los que se suman a vivir sin generar basura, aprovechando a transformar al máximo todo aquello que pueda ser un recurso. Si tu también quieres ser zero waste, hay algunas claves para seguir y conseguir con éxito repensar nuestros desechos.
Desde que nos despertamos hasta que nos acostamos, podemos elegir todos los días tener consumos más responsables y amigables con el planeta. Lo primero que hacemos cuando nos levantamos es cepillarnos los dientes. Allí podemos optar por tener un cepillo de bambú, pasta e hilo dental sustentables y ecológicos. Existen muchas marcas y emprendedores que hacen este tipo de productos, ¡busca los que haya donde tú vives!
El desayuno también puede ser zero waste si dejas de lado los desechables y prefieres una taza de cerámica o un termo de acero inoxidable. El café, el mate y el té pueden ser comprados en locales donde se venda a granel. Todo lo que se pueda consumir en la primera comida del día puede ser elaborado en casa, con productos nobles y sin empaques. Si se come fruta en el desayuno, se pueden comprar en ferias agroecológicas o adquirirlas de pequeños productores. La cáscara que se deshecha puede ir al compost.
Al momento de ducharse también se pueden usar productos de cosmética natural, comprados a granel, o champú y jabón sólido en barra. Estos productos suelen ser biodegradables y están hechos con ingredientes 100% naturales. Siempre tenemos que tener presente el ahorro de agua: bañarnos rápidamente y usar lo menos que se pueda para evitar el derroche.
Para ir al trabajo, a la facultad o al colegio se puede optar por una movilidad sustentable: patines, bicicleta, a pie o en monopatín. En algunas ciudades hay bicisendas, ciclovías y caminos seguros para que el ciclista o peatón esté resguardado y circule con tranquilidad. Si la salida es para ir al mercado, siempre es mejor llevar una bolsa de tela, para no pedir una de plástico.
Si no volvemos a casa, lo ideal es llevarse el almuerzo en recipientes de acero inoxidable, o en sobres de tela. Llevarnos el vaso, los cubiertos y el plato son decisiones que hacen que ahorremos radicalmente la cuota de basura diaria.
Al volver a casa, si tenemos que limpiar, podemos optar por preparar recetas caseras con ingredientes naturales para desinfectar pisos, cocina y baños. Con bicarbonato, limón y vinagre se pueden lograr limpiadores excelentes libres de químicos.
Si al final del día tienes que hacer la compra, opta siempre por pequeños productores y personas a las que les interese cuidar el ambiente. Y si vas al supermercado, evita los productos con mucho empaque, la fruta con bandeja y papel film, mira las etiquetas, compra a granel.
Cuando termines de cenar, desecha los residuos en el compost y separa los reciclables. Antes de irte a la cama, desconecta los electrodomésticos que no uses.
Como ves, hay mucho por hacer para vivir 24 horas libres de basura. Hay mucho más aún por reducir y vivir libre de residuos. Solo hay que prestar atención, vivir de manera consciente y elegir cada una de nuestras acciones para llevar una vida sostenible.