¿Te imaginas tener que dejar el vino para siempre? Según un nuevo informe publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, un aumento de las temperaturas globales de sólo 2°C podría reducir la cantidad de tierra de viñedos en las regiones vitivinícolas hasta en un 56%; y 4°C podrían significar hasta un 85% de reducción.
Según Benjamin Cook, del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia y del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA -y uno de los investigadores del informe-, es muy útil estudiar los viñedos para tener una visión más amplia de cómo el cambio climático afecta a los cultivos en general. "Esto se debe a que las uvas son muy sensibles al clima", sostuvo.
El estudio
Para el estudio, los científicos analizaron 11 variedades de uvas: cabernet sauvignon, chasselas, chardonnay, garnacha, merlot, monastrell, pinot noir, riesling, sauvignon blanc, syrah y ugni blanc.
Una vez que establecieron las variedades que estaban investigando, crearon un modelo para predecir cuándo cada una de las variedades brotaría, florecería y maduraría en las regiones vinícolas de todo el mundo en tres potenciales escenarios diferentes: sin calentamiento adicional; 2°C más; y 4 grados°C más de calentamiento.
Aunque las pérdidas de tierra asociadas al aumento de la temperatura eran significativas, también podría cambiar el vino tal y como lo conocemos ya que el cambio de temperatura afectaría la maduración de las uvas, lo que cambiaría la calidad del vino.
Además, no todas las regiones en las que se hace vino son iguales: según la investigación, las regiones más frías -como Alemania, Nueva Zelanda y el noroeste de los Estados Unidos- se verían menos afectadas en caso de un aumento de 2°C, mientras que las regiones más cálidas -como Italia, España y Australia- se enfrentarían a la mayor pérdida potencial.
entonces, ¿nos quedaremos sin vino?
Sin embargo, los científicos buscan no alarmar a aquellas personas fanáticas del vino y a los viñedos: no nos dirigimos hacia un mundo sin vino. Una de las formas en que los viñedos podrían adaptarse a su clima cambiante es cambiando el tipo de uvas que se cultivan en función del nuevo clima en el que se encuentran. Sin embargo, esto no podrá darse sin grandes implementaciones logísticas (legales, financieras o culturales, entre otras).
"Ya han comenzado las conversaciones en Europa sobre una nueva legislación que facilite a las principales regiones el cambio de las variedades que cultivan", sostuvo una de las líderes del estudio, Elizabeth Wolkovich, de la Universidad de Alcalá.
También hay soluciones a menor escala que permitirán a los viñedos adaptarse a sus climas cambiantes, como el aumento de la irrigación. En última instancia, lo más importante que hay que hacer -para todos nosotros- es contribuir lo más posible en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y, con suerte, mantener bajas las temperaturas globales.
"La clave es que todavía hay oportunidades para adaptar la viticultura a un mundo más cálido", dijo Cook. "Solo se requiere tomar el problema del cambio climático en serio".
Fuentes