Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son una alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con la alimentación que causa un deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento psicosocial.
Su origen se encuentra en múltiples factores, que pueden estar relacionados con la historia individual y familiar de la persona, ser culturales, sociales o genéticos, interactuando entre sí sobre la base de una personalidad vulnerable. Suelen aparecer en edades tempranas, en especial durante el curso de la adolescencia, con predominancia en el sexo femenino.
¿Cuáles son los trastonos alimentarios más comunes?
A la hora de hablar de trastornos de la conducta alimentaria, la mayor atención se la llevan la bulimia y la anorexia nerviosa. Aún así, la familia es muy amplia, y abarca muchas otras variantes de trastornos como la alcohorexia, brunkorexia, vigorexia o el trastorno dismórfico corporal.
En la anorexia nerviosa hay un miedo intenso a engordar que lleva a la restricción alimentaria, muchas veces extrema. La persona tiene el control total sobre lo que come. En cambio, la bulimia nerviosa se caracteriza por la compulsión. En este caso, la persona no puede sostener la restricción autoimpuesta y cae en atracones (consumo de gran cantidad de comida en poco tiempo), seguidos de mecanismos compensatorios, generalmente vómitos autoinducidos, para paliar el sentimiento de culpa.
¿Cómo los identificamos?
Lo primero a tener en cuenta es que quien padece un trastorno de la conducta alimentaria no siempre es totalmente consciente de su enfermedad, pero de un modo u otro pide ayuda por medio de su comportamiento.
En la anorexia
Encontramos conductas como cortar las porciones en trocitos muy chicos, comer exageradamente despacio, tomar mucho líquido antes o durante las comidas, cocinar para toda la familia y luego no probar bocado, recolectar recetas o leer minuciosamente las etiquetas de los alimentos.
El signo físico más notorio es el descenso de peso, la fatiga, la palidez, la letargia y, a veces, la ausencia de menstruación o el retraso en su aparición.
En la bulimia
Las conductas son más difíciles de identificar porque la persona aparenta llevar una vida más “normal” frente a la sociedad, pero de compulsión y atracones frente a la soledad. A pesar de esto, el signo de alerta más notorio suele ser levantarse inmediatamente una vez finalizada la comida para ir al baño.
Encontramos caries dentales, inflamación de encías, callos y lastimaduras en los dorsos de las manos. Puede haber también abuso de alcohol y drogas.
En síntesis
Detectar un trastorno puede resultar difícil. Por eso se recomienda, en familias con adolescentes estar atentos a estas señales, evitar comentarios despectivos sobre el cuerpo, mantener el diálogo y la confianza, y ante la menor duda recurrir a un profesional capacitado en el tema.