Unos 1,36 millones de toneladas de alimentos se desperdician en España cada año, según las autoridades. Esto equivale a 31 kilos de alimentos en perfecto estado por persona.
Para reducir esa cifra, Madrid aprobó un proyecto de ley para sancionar a los supermercados que tiren comida sobrante con multas de hasta 60.000 euros, o de hasta 500.000 euros para los reincidentes. Si se aprueba en el Parlamento, la ley también obligaría a los restaurantes a ofrecer las llamadas "bolsas para perros" para que los clientes se lleven las sobras a casa.
El Gobierno español espera que la ley entre en vigor a principios de 2023. Con ello, también se aspira a reducir los costos medioambientales.
Leyes y reglamentos: el cambio que viene de arriba
Mientras millones de personas pasan hambre, todos los días se desperdicia comida en todo el mundo, en todos los puntos de la cadena de producción.
En Francia, ya es ilegal desde 2016 que los supermercados destruyan o tiren los alimentos no vendidos. En su lugar, tienen que donarlos a organizaciones benéficas o bancos de alimentos. Italia también introdujo en 2016 una legislación que facilitaba a las empresas la donación de alimentos.
Simone Welte, experta en nutrición de Welthungerhilfe, una ONG alemana que lucha contra el hambre en todo el mundo, saluda estos cambios y espera que más países se sumen: "Debería permitirse donar alimentos que hayan superado su fecha de caducidad, porque por lo general aún no están malos", dice.
Voluntarios y organizaciones: la acción local
Además de la acción gubernamental, hay muchas organizaciones locales que trabajan con granjas, minoristas y hoteles para redistribuir los excedentes de alimentos antes de que se desperdicien. Una de estas organizaciones es The Felix Project, de Londres. "Esta es predominantemente una operación logística", explica a DW Amy Heritage, portavoz de la iniciativa.
La ONG londinense cuenta con cuatro grandes almacenes en distintos rincones de la capital británica, además de una gran cocina. Recogen los alimentos que, de otro modo, serían desechados por más de 400 proveedores, como supermercados y restaurantes. Los alimentos son organizados y revisados por un gran número de voluntarios, antes de ser redistribuidos a casi 1.000 organizaciones locales, entre las que se encuentran bancos de alimentos, comedores comunitarios y escuelas.
"Mucha gente piensa que la comida es basura, pero la calidad es bastante asombrosa", dice Heritage. Para finales de año, The Felix Project calcula que habrá distribuido el equivalente a 40 millones de comidas en todo Londres.
Para seguir combatiendo el despilfarro de alimentos, y hacerlo de forma más eficiente, según Heritage, las organizaciones necesitan más apoyo en dos aspectos: financiación y voluntarios. Pero la tecnología también puede ayudar en ese sentido.
Inteligencia artificial: cómo puede ayudar la tecnología
Winnow, una empresa con sede en los Emiratos Árabes Unidos, utiliza la inteligencia artificial (IA) para ayudar a las grandes cocinas comerciales a reducir el desperdicio de alimentos. Entre sus clientes, se encuentran empresas, hoteles, restaurantes y líneas de cruceros de 45 países de todo el mundo.
El funcionamiento, según explica a DW la portavoz de Winnow, Maria Sanu, es sencillo: "Los cubos de basura de las cocinas de los clientes de Winnow están equipados con básculas y cámaras que registran la información sobre qué alimentos se tiran y en qué cantidad". Esa información se recopila, según Sanu, en informes diarios, semanales o mensuales, que los cocineros pueden utilizar para ajustar la cantidad de alimentos que compran.