Por Lucía de la Rúa
Sabemos lo difícil que puede resultar leer la etiqueta de un producto y realmente entender qué contiene. El mayor problema está en la creciente industria de ultraprocesados, alimentos creados de manera artificial con ingredientes que nunca encontraremos en nuestras casas y que, por ende, desconocemos.
Estos son algunos datos y consejos útiles a la hora de comprar comida que te ayudarán a decidir qué darle a tu cuerpo y llevar así una vida saludable más consciente.
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1. Dile adiós a los alimentos ultraprocesados
Son altamente nocivos para la salud por su carencia en ingredientes nutritivos y el uso excesivo de sustancias innecesarias para nuestro organismo. Por eso se recomienda directamente evitar toda etiqueta con una larga lista de ingredientes indescriptibles, como pueden ser los zumos y yogures de frutas, panes de molde, cereales de desayuno, snacks, chocolate y la gran mayoría de los preparados listos para calentar o servir.
2. Presta atención al orden de los ingredientes
Las marcas están obligadas a poner los ingredientes que contiene el producto de mayor a menor peso. Esto nos revela cuáles son los que tienen una mayor presencia. Si el primer ingrediente es azúcar o sal (también llamada sodio, glutamato monosódico, bicarbonato de sodio, citrato de sodio), enciende tu alerta, ya que es lo que tendrá en su mayoría el producto.
3. Cuidado con el azúcar
Es el ingrediente estrella de cualquier marca. Está agregada en más productos de lo que crees y por eso es importante saber la cantidad en cada uno. Puede aparecer bajo nombres como: fructosa, dextrosa, glucosa, galactosa (casi cualquier cosa terminada en -osa), maltodextrina, melaza, jarabe de maíz, jarabe de maíz de alta fructosa, azúcar pulverizada, maíz dulce, azúcar invertida, jarabe de arce, almíbar, jugo de caña.
En lo posible, se recomienda disminuir el consumo de productos con estos ingredientes y elegir otros más simples y naturales.
4. Evita las grasas trans
Son grasas muy perjudiciales para nuestra salud, y están presentes en la mayoría de los productos industrializados, como los lácteos enteros, la manteca, crema de leche, embutidos, pizzas, galletas, alfajores, entre otros.
Debes buscar las palabras "parcialmente hidrogenado”, “ácidos grasos trans”, “grasas vegetales hidrogenadas”, “estabilizantes vegetales" en la lista de ingredientes. Eso significa que los aceites han sido convertidos en sólidos, y que aunque la etiqueta frontal diga “0% grasas”, en realidad sí las contiene.
5. Cuestiona los productos light
Un alimento light es un alimento alterado con el fin de reducir artificialmente las calorías que contiene, quitando ingredientes naturales y sustituyéndolos por otros menos saludables. La presentación de los empaquetados light muchas veces resalta algunos ingredientes como “alto en fibra”, “omega 3”, “0% grasas trans”, “sin azúcar”, pero esconde otros que son nocivos.
6. Los aditivos, el photoshop alimenticio
Los aditivos son sustancias que se agregan a los alimentos durante su proceso de elaboración, no para nutrir sino “mantener o mejorar su inocuidad, su frescura, su sabor, su textura o su aspecto”, según explica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hay muchos tipos de aditivos. Entre ellos están los conservantes, edulcorantes, colorantes, emulsionantes, potenciadores y antioxidantes, de donde se desprenden las miles de sustancias existentes. Los fabricantes de alimentos deben indicar en la lista de ingredientes, los aditivos que contienen sus productos.
En la Unión Europea se les asignan los denominados "números E", por lo que podrás encontrar en la lista el nombre completo o su función, o su código (E-407, por ejemplo). En el caso de Argentina funciona igual, sólo que se identifican con el código INS (Sistema Internacional de Numeración). Por supuesto que cuanto menos aditivos, más natural y verdadero será el alimento.
La conclusión es que debemos volver a las raíces, y comprar productos lo más simples posibles. Reemplazar los mismos panes, galletas, yogures por otros de mayor calidad nutricional. Ir a los mercados en vez de supermercados. Volver a los productos que no necesitan empaquetados ni listas de ingredientes como son las frutas, verduras, los granos, las legumbres, carnes. Optar por lo casero, disminuir el consumo de productos que nada tienen que ver con el alimento real y priorizar aquellos que de verdad nos nutren. ¡Verás cómo te sentirás mucho mejor!
Fuentes: