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En los tiempos que corren, los desafíos se potencian mediante la colaboración y trabajo en equipo. Poner en marcha una idea es un gran reto que convoca a nuevos líderes capaces de transformar la realidad con convicción y creatividad. ¡Numerosas sinergias se potencian!
INNOVAR, EMPRENDER Y ACCIONAR
Los protagonistas de este proyecto son cuatro pilotos, quienes a bordo de dos aviones emprenderán un plan de vuelo de 150 horas (entre ida y vuelta) sobre 22 países. Conocido como Proyecto Patagonia-Alaska, se ha convertido en la primera expedición aero-científica de Argentina. ¡Bravo!
Seguramente te preguntarás cuál es la misión y qué pretenden descubrir. ¡Aquí te lo contamos! Los pilotos argentinos despegarán en un avión experimental desde Ushuaia hasta Point Barrow, el punto más septentrional de los Estados Unidos. ¿Qué pretenden hallar? Datos relacionados al dióxido de carbono y como influye en el ambiente.
Para esto, contarán con el aporte de Giselle Marincovich, experta en medición de aerosoles del Servicio Meteorológico Nacional. Será la responsable de realizar el análisis científico.
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UN APORTE CIENTÍFICO CRUCIAL
“Servirá para las publicaciones científicas y también para conocer cómo está el país con respecto a la concentración de carbono negro. Desde el SMN hacemos reportes, boletines y esperamos usar esos datos pronto. Vamos a poder contar con información muy valiosa que, además, sobresale porque es un proyecto argentino, con pilotos argentinos en un avión armado en Argentina y con científicos argentinos. Más allá del resultado, es extraordinario encarar este proyecto que nos tiene muy expectantes”, confesó Giselle, Licenciada en Ciencias de la Atmósfera.
Es menester destacar que el avión cuenta con equipos especializados capaces de medir las concentraciones del aerosol carbono negro (CN). Y en este punto es importante detenernos, dado que está asociado al cambio climático y por ende, influye en las enfermedades cardiorespiratorias.
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En paralelo, el piloto, Sebastián Jelusic en exclusiva para Infobae, brindó detalles acerca de los datos que recopilarán para averiguar la concentración del carbón negro:
“Está montado debajo de una de las alas el avión que ya tiene el tubo Pitot, que capta la presión dinámica del aire que se traduce en la lectura de la velocidad, en el ala derecha pusimos otro tubo Pitot que dará ingreso al aire con el carbón y en lugar de alimentar el velocímetro medirá el carbón negro en el equipo instalado detrás de los asientos”.
Y en relación a esto, Juan Martín Escobar hizo hincapié en un aspecto fundamental: “Las mediciones siempre son importantes para entender la magnitud de los problemas. Esperamos que luego, con el análisis de esas mediciones, se puedan adoptar mejores estrategias de mitigación, y esta semilla que plantamos sirva para generar conciencia e inspirar a otros a realizar iniciativas similares”.
PLANTARÁN UN ÁRBOL POR CADA 40 KILÓMETROS REALIZADOS
Los creadores de esta iniciativa tienen en claro que las emisiones de la aviación contribuyen notablemente al aumento del efecto invernadero. En relación a esto, dieron a conocer el motivo por el cual emprendieron el proyecto:
“Este lado ambiental tiene la idea de atravesar volando el cambio climático, medirlo y que esos resultados se puedan usar para revertirlo. Ese es un poco el espíritu del vuelo y como nosotros no tenemos un motor eléctrico sino uno que emite carbón hicimos un convenio con un barrio de Comodoro Rivadavia y se plantaron 1000 árboles para compensar nuestra huella de carbono”, dijo Sebastián.
