Promover el desarrollo sustentable, el consumo responsable y el principio de las 3R (reducción, reutilización y reciclaje) a través de la educación es un tema de agenda para muchos países.
Hace cinco años que las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires empezaron a colocar contenedores verdes y negros y a enseñarles a los alumnos a distinguir entre el material que puede ser reciclado y los residuos que no. Gracias al programa Escuelas Verdes, los alumnos de todos los establecimientos educativos de la ciudad son invitados a que sean parte del cuidado del medio ambiente.
Ya son casi 2500 los establecimientos públicos de nivel inicial, primario y medio de la Ciudad de Buenos Aires. También hay inquietud desde los establecimientos privados, que se van incorporando de manera progresiva al programa.
“Los niños son muy buenos receptores de las temáticas ambientales. Consideramos a los alumnos como agentes de cambio capaces de llevar a sus hogares los conocimientos adquiridos sobre el cuidado ambiental y ponerlos en práctica junto a sus familias, generando un cambio cultural”, cuenta Carlos Gentile, responsable del Programa Escuelas Verdes.
Si bien al principio era difícil porque había que cambiar la logística de limpieza de cada escuela y crear un nuevo circuito para los materiales reciclables, desde que comenzó a implementarse el programa se lograron recuperar 1033 toneladas de material reciclable como papel, cartón, plástico, metal y vidrio. Para esto, fue indispensable capacitar a los alumnos, a los docentes y a los auxiliares para mostrarles cómo debían separar correctamente los materiales recuperables del resto de la basura.
De todas formas, y más allá de los números que arrojan este tipo de acciones, lo más importante es rescatar la actitud de los niños. Ellos se preocupan por el reciclado y entienden la necesidad de cambiar las viejas costumbres para dar lugar a nuevas. Son grandes difusores de los hábitos que buscan cuidar el ambiente. Lo que aprenden en el colegio lo llevan a sus casas y así, el mensaje va llegando a cada vez más gente.
Los residuos se recolectan de manera diferenciada y, como en el resto de la ciudad, los materiales reciclables se entregan a las Cooperativas de Recuperadores Urbanos. Ellos se encargan de clasificarlos y acopiarlos para después venderlos a las industrias del reciclado, que a su vez los reutilizan como insumos para fabricar nuevos productos.
El programa no se agota con la separación de residuos, sino que va mucho más allá: los chicos realizan visitas guiadas a la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), promueven las huertas ecológicas, organizan concursos entre los alumnos, hablan sobre la eficiencia energética o asisten a talleres de reutilización, como la realización de murales en relieve a partir de deshechos.