Cebras, ñúes y gacelas en el Serengueti, renos en las tundras de Norteamérica y Eurasia, elefantes en Zimbabue, asnos salvajes en Asia, guanacos y huemules en Patagonia. Las migraciones de los grandes mamíferos herbívoros son espectáculos naturales magníficos.
Decenas de miles de ejemplares trasladándose en grupos en busca de mejores pasturas o climas más benignos han maravillado a las personas desde tiempos remotos. Incluso, esas migraciones han moldeado muchas culturas originarias. Así ha sucedido en la Patagonia argentina, donde los primeros habitantes se desplazaban también, siguiendo a las tropas de guanacos.
Estas migraciones son también un proceso ecológico fundamental e indispensable para el buen mantenimiento de los ecosistemas naturales. Al migrar, los grandes herbívoros realizan un mejor uso de las pasturas, dejando descansar a los vegetales durante las épocas más desfavorables, evitando la sobrexplotación del recurso y la erosión de los suelos.
A pesar de esto, las migraciones están desapareciendo a una tasa alarmante en el planeta. La construcción de barreras en las rutas migratorias, como grandes rutas, alambrados, represas hidroeléctricas, ciudades o campos de explotación de hidrocarburos, han hecho desaparecer muchas de estas rutas o puesto en jaque a otras.
Una vez que se pierden, las migraciones son muy difíciles de recuperar, ya que son procesos que se transmiten de progenitores a descendientes principalmente de manera cultural (a través del aprendizaje) y no de manera biológica (a través de información genética). Si una ruta migratoria se pierde, hay que volver a enseñarles el recorrido de esa ruta a las poblaciones animales que la realizaban para poder recuperarla.
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La conservación de estos procesos es compleja ya que involucra territorios muy grandes, bajo diferentes modalidades de uso y de tenencia de la tierra. A veces también abarcan diferentes países, como las migraciones de ñúes y cebras en el Serengueti africano o de renos en Norteamérica. Su conservación también enfrenta un desafío singular: muchas de ellas no se encuentran mapeadas con el suficiente detalle para guiar medidas efectivas de conservación.
En la edición del 7 de mayo de la prestigiosa revista Science, un grupo internacional de 90 investigadores, conservacionistas y tomadores de decisiones vinculados a la conservación de procesos migratorios de grandes herbívoros presentan la idea, ya en desarrollo, de crear un atlas global de migraciones diseñado para apoyar y guiar acciones de conservación e implementar legislación que aseguren la conservación de las grandes migraciones a nivel local, nacional e internacional. Este trabajo se realiza en el marco de la Convención para la Conservación de Especies Migratorias de Animales Silvestres, Naciones Unidas.
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El Director Científico de la Fundación Rewilding Argentina, Dr. Emiliano Donadio, mencionó que “actualmente, esta Fundación es la única organización en el país con dos proyectos activos de investigación sobre migraciones de grandes herbívoros en los cuales más de 50 guanacos han sido equipados con radio collares con tecnología satelital que permiten mapear de manera detallada sus movimientos”. Estas iniciativas se llevan adelante en la Provincia de Santa Cruz, más precisamente en los Parques Patagonia y Monte León.
La Fundación además acaba comenzar un proyecto similar con huemules en la misma provincia. “Los primeros cinco huemules, una especie en peligro crítico de extinción, ya han sido capturados y también equipados con collares con tecnología satelital. Esperamos poder marcar más individuos en Santa Cruz y también en Chubut en el transcurso de este año”. Todos los proyectos se cuentan con la colaboración de Administración de Parques Nacionales, la provincia de Santa Cruz, la Universidad de California EE. UU. y reservas privadas.
Las primeras informaciones analizadas para guanacos en el Parque Patagonia ya han comenzado a dar lugar a acciones de conservación. Se han retirado algunos alambrados que interrumpían estas rutas y se han modificado otros para facilitar el pasaje de los guanacos mientras de desplazan entre las altas mesetas y los cañadones ubicados a menor altitud. También se comenzará a poner cartelería vial sobre los puntos calientes de cruce en algunos sectores de la Ruta Nacional 40. El desafío de conservar y recuperar este increíble proceso natural ya ha comenzado en la Patagonia Argentina.