La ONG defensora de los animales PETA pidió el cierre de los mercados de animales en Asia por el riesgo de propagación de virus como el de la COVID-19, principalmente aquellos en los que se sacrifican especies vivas.
En un comunicado, PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) denunció que perros, monos, murciélagos o civetas son vendidos en mercados de abastos de Tailandia, Indonesia, Filipinas, Camboya y China, según imágenes grabadas en abril en medio de la pandemia.
La ONG, que critica el consumo humano de animales, lamentó que este tipo de comercios continúen abiertos a pesar de que los científicos alertan de que el nuevo coronavirus se originó probablemente en un mercado de animales vivos en Wuhan (China).
"Los mercados llenos de sangre y animales vivos, enfermos y estresados, son conocidos por los patógenos que producen y pueden cruzar la barrera entre especies, así que ¿por qué siguen abiertos?", señaló Jason Baker, vicepresidente de PETA.
"Otra pandemia es inevitable si no aprendemos de esta, que es por lo que PETA está haciendo un llamamiento a los Gobiernos para que erradiquen estos negocios crueles y peligrosos", agregó Baker.
Los científicos creen que el origen del SARS-CoV-2, el coronavirus causante de la COVID-19, pudo haber sido un murciélago, aunque la hipótesis es que el contagio humano ocurriera a través de un animal intermediario en Wuhan.
La zoonosis del SARS, otro tipo de coronavirus que afectó a China y otros países asiáticos en 2002 y 2003, vino del murciélago a través de la civeta como animal intermediario, mientras que el MERS que se propagó en Oriente Medio en 2012 saltó a los humanos a través probablemente de dromedario.
Tras detectar el nuevo coronavirus, Pekín decretó en enero la suspensión temporal del comercio de especies salvajes, y a finales de febrero aprobó otra propuesta para prohibirlo de forma definitiva.
No obstante, los mercados de animales vivos aún son habituales en China y otros países asiáticos.
Fuente: EFE grc/si