Además de la devastadora pérdida de biodiversidad, los extensos incendios forestales en distintas partes del mundo liberan carbono, el gas de efecto invernadero que calienta el planeta. Los bosques almacenan grandes cantidades de carbono. Cuando los árboles y las plantas realizan la fotosíntesis, absorben carbono de la atmósfera en sus hojas, raíces y el suelo. Cuanto más viejos son los bosques, más carbono almacenan.
Aunque estos bosques se queman de forma natural, durante los incendios extremos se libera a la atmósfera una cantidad mucho mayor que el carbono captado. Esto crea un "bucle de retroalimentación", es decir, el cambio climático alimenta los incendios forestales que, a su vez, alimentan el cambio climático.
El 30 por ciento de las emisiones humanas de carbono que provocan el calentamiento global son absorbidas por ecosistemas terrestres, en su mayoría bosques, señala a DW Kristina Dahl, climatóloga principal del programa Clima y Energía de la estadounidense Unión de Científicos Conscientes (UCS, por sus siglas en inglés).
Los bosques que se recuperan de un incendio vuelven a captar carbono, pero la regeneración completa de estos almacenes de carbono es menos probable después de incendios de "gran extensión", explica Dahl.
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Contaminación por incendios forestales reduce presupuesto de carbono
Los incendios forestales de 2023 en Canadá ya han emitido el doble de carbono que el récord anterior, según el Servicio de Control de la Atmósfera Copernicus (CAMS), que lleva controlando las emisiones de los incendios forestales desde 2003. Mientras tanto, la superficie quemada, que se extiende desde la costa este hasta la costa oeste de Canadá y se adentra en el norte, duplica aproximadamente el récord anterior, establecido en 1989.
En realidad, la superficie forestal quemada en todo el mundo ha disminuido en las últimas décadas, debido en parte al abandono de las prácticas agrícolas de quema a cielo abierto en las zonas tropicales de África, señala Mark Parrington, científico jefe de CAMS. Pero fuera del trópico, han aumentado los ‘incendios extremos'", afirma.
A medida que los incendios arden con más intensidad en entornos más cálidos y secos, Parrington registra un aumento de la incidencia de fenómenos de "piroconvección", por los que las tormentas de fuego autogeneradas y los rayos agravan el infierno.
Un informe de 2022 del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) pronosticaba que, debido al cambio climático, los incendios extremos aumentarían un 30 por ciento en 2050 y un 50 por ciento a finales de siglo. Aunque entre 2001 y 2019 los bosques del mundo capturaron aproximadamente el doble de carbono del que emitieron, las emisiones de los incendios forestales van a ejercer presión sobre un presupuesto de carbono que se reduce rápidamente.
Esto se refiere a la cantidad de gases de efecto invernadero que la humanidad puede quemar, manteniendo un 50 por ciento de posibilidades de limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados (2,7 Fahrenheit), según lo acordado por los líderes mundiales en París en 2015. Carbon Brief, un grupo de reflexión sobre el clima, pronostica que, al ritmo actual de emisiones, el presupuesto de CO2 de 380.000 millones de toneladas se agotará en solo nueve años.
En dos años, 2017 y 2018, en la provincia occidental canadiense de Columbia Británica, los incendios extremos emitieron tres veces más gases de efecto invernadero en la región que todos los demás sectores juntos, incluida la energía, señala Carly Phillips, investigadora del centro para litigios climáticos de la Unión de Científicos Conscientes (UCS).
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¿Cómo enfrentar el aumento de las emisiones de carbono de los incendios forestales?
Los bosques boreales del hemisferio norte, de los que cerca del 30 por ciento se encuentran en Canadá, albergan cerca del 11 por ciento del carbono terrestre, lo que los convierte en el mayor sumidero de carbono del planeta. Pero los investigadores han demostrado que algunos de estos bosques ya se habían convertido en una fuente de carbono en 2016, debido a los incendios forestales.
Según Kristina Dahl, de la UCS, persiste una gran incertidumbre sobre cómo almacenarán carbono los ecosistemas forestales a medida que aumenten las temperaturas. Dahl explica a DW que un aumento del CO2 en la atmósfera debido a las emisiones de combustibles fósiles (que representan más del 90 por ciento de las emisiones totales de dióxido de carbono en EE. UU., por ejemplo), puede estimular el crecimiento de las plantas y favorecer el almacenamiento de carbono.
Pero un clima más seco y cálido que aumente la intensidad de los incendios forestales anulará cualquier beneficio de este tipo y se corre el riesgo de convertir la tierra en "una fuente neta de carbono", dice. Así que reducir rápidamente las emisiones de combustibles fósiles que calientan el planeta es la mejor manera de reducir los incendios forestales y sus impactos climáticos, sugiere Dahl.
La científica también aboga por una mejor gestión forestal, con quemas controladas en función de las condiciones locales, y alentando a más especies resistentes al clima que "prosperen bajo el clima actual y futuro".
Fuente: DW.