Para producir una hamburguesa se utilizan casi 2.500 litros de agua, lo mismo que usa una persona al ducharse todos los días durante dos meses. Además, según indican en Cowspiracy, el documental que analiza los efectos negativos de la ganadería en el ambiente, las industrias cárnica y láctea utilizan un tercio del agua dulce del mundo.
Podríamos pensar que nuestro consumo de agua se reduce al que hacemos en nuestro día a día: al bañarnos, cepillarnos los dientes, lavar los platos y tomar agua, entre otros. Sin embargo, eso no es todo. Los especialistas denominan "huella hídrica" al volumen total de agua dulce usado para producir los bienes y servicios producidos por una empresa, o consumidos por un individuo o comunidad.
Alrededor del 90% del agua que consumimos se usa para producir alimentos, según Maite Martínez Aldaya, investigadora del Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria de la Universidad de Navarra.
Además, un informe publicado por Grace Foundation, asegura que muchísima cantidad de agua es necesaria para producir energía. Esto se debe a que las plantas energéticas tradicionales (petróleo, carbón y gas) la utilizan en sus procesos de producción, como el de enfriamiento.
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¿Qué podemos hacer para reducir nuestro consumo?
Como consumidores cotidianos de energía, alimentos y agua, hay mucho que podemos hacer para reducir nuestra huella hídrica. Además de tardar pocos en la ducha o de cerrar el grifo de agua al lavarnos los dientes, te compartimos otras opciones:
- Revisar qué productos consumimos
Al cambiar gradualmente nuestra dieta alta en azúcares, carne y grasas hacia una más saludable, (alta en legumbres, verduras y frutas), estaríamos ayudando a reducir el consumo de recursos hídricos, según una publicación de la revista Nature.
Una forma creativa de hacerlo es probando el lunes sin carne, una iniciativa que impulsa a las personas a evitar este alimento durante el primer día de la semana.
- Apoyar a los productores locales
Sin escalas ni intermediarios. Fomentar el concepto "de la huerta a la mesa" no solo nos ayudará a reducir la cantidad de residuos y desperdicio de agua de las industrial multinacionales, sino que también promoveremos la producción local y sostenible, sin pesticidas ni fertilizantes.
- Evitar el desperdicio de comida
El 25% del agua consumida es utilizada para producir comida que nunca se ingerirá. Para evitar este desperdicio, planifica tus comidas. Así, no solo reducirás tu desperdicio de alimentos, sino también de agua.
- Usar menos en energía en casa
Compra productos que sean eficientes en el gasto de energía cuando vayas a cambiar los que tienes en casa.