Las negociaciones finales para un Tratado Mundial sobre los Océanos comienzan hoy y se extienden hasta el 26 de agosto en las Naciones Unidas.
El resultado de la reunión determinará el destino de los océanos para las generaciones futuras. Ya 49 países se han comprometido a elaborar un ambicioso Tratado en 2022.
Laura Meller, de la campaña “Protege los océanos” de Greenpeace, declaró desde Nueva York:
“Estas negociaciones son una oportunidad única para proteger la parte azul de nuestro planeta azul. Los océanos sostienen toda la vida en la Tierra, pero durante demasiado tiempo los hemos descuidado. Los delegados deben finalizar un Tratado fuerte este agosto. Un Tratado débil, o cualquier otro retraso, mantendrá el statu quo roto que ha llevado a los océanos a la crisis“.
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Luisina Vueso de Greenpeace Andino, desde Nueva York sostuvo:
“El Agujero Azul, área clave del Atlántico Sur, es un foco mundial de pesca ilegal, no declarada y no regulada, una de las principales amenazas que hoy acechan a los océanos. Este año, tenemos la oportunidad de lograr un Tratado Global de los Océanos. De esta manera, se gestionarán herramientas para crear santuarios marinos más allá de la jurisdicción de los países ribereños. No lograrlo, sería un fracaso”
Si no se finaliza un Tratado Mundial sobre los Océanos fuerte en Nueva York, será esencialmente imposible lograr el 30×30: al menos el 30% de los océanos protegidos para 2030. Los científicos afirman que este es el mínimo absoluto necesario para dar a los océanos espacio para recuperarse.
En las dos décadas transcurridas desde que se debatió por primera vez un Tratado, más de un centenar de especies marinas han pasado a estar en peligro crítico. Además, la presión de la pesca industrial cubre ahora al menos el 55% de los océanos mundiales y la crisis climática sigue dañando la capacidad de los océanos para regular el clima y la temperatura de nuestro planeta.
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Para que se considere un éxito, la reunión debe dar lugar a un Tratado que:
- Establezca como objetivo principal la creación de una red mundial de Áreas Marinas Protegidas.
- Permita a los Estados, a través de una Conferencia de las Partes (COP), establecer santuarios oceánicos, libres de actividades destructivas como la pesca, industria petrolera offshore y la minería en aguas profundas.
- Permita que la COP tome decisiones por votación cuando no sea posible un consenso.
- Defina las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) para permitir la creación de áreas total y altamente protegidas, que son las más rentables.
- Habilite a la COP a decidir si actividades como la pesca están permitidas o prohibidas en las AMP, sin remitirse a los organismos existentes.
- Permita que la COP adopte medidas provisionales o de emergencia para proteger una zona a la espera de la creación de un Área Marina Protegida.