Se trata de un extraño fenómeno que despierta curiosidad. Es el iceberg más grande del mundo y está atrapado girando en una prisión oceánica. Muchos especularon que este enorme iceberg llegaría hasta costas continentales… pero se quedó dando vueltas sobre sí mismo.
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El A23a: "el iceberg que se niega a morir"
Tiene un área de 3.900 kilómetros cuadrados. Cuando se desprendió del polo Antártico, se pensó que se adentraría en los mares de aguas más calientes, donde su enorme masa se derretiría. Pero, esto no ha sucedido ya que se quedó en punto marítimo.
¿Qué pasó con el iceberg A23a? Se quedó varado hacia el norte de la Antártida, cuando se supone que debería estar avanzando con las corrientes oceánicas. Así lleva meses y todo anuncia que permanecerá años en esta circunstancia.
Al no moverse hacia aguas cálidas, el iceberg no se derrite. Por ello, lo han catalogado como el “iceberg que se niega a morir”. Un iceberg que no es breve, ni pasajero, ni que desaparecerá en los próximos tiempos.
El A23a: el iceberg que se niega a morir
Este gigantesco iceberg se desprendió en 1986. ¡Ya tiene 38 años de existencia! Es cierto que es enorme (el iceberg de mayor tamaño jamás registrado), pero ya debería haberse derretido y quedar en el recuerdo.
¿Por qué no se derrite el A23? La razón: permanece en las aguas y clima bajo cero del Ártico. La duda verdadera es: ¿por qué no se desplaza de los mares árticos? Este enorme iceberg solo gira sobre sí mismo, sin moverse de sus coordenadas.
Durante tres décadas, fue una “isla de hielo”: no se movía de ninguna manera. Pero, en 2020 inesperadamente volvió a flotar y se movió hacia el norte. Empero, de nuevo se estancó, esta vez cerca de las islas Orcadas.
Pero, esta vez no es estático como una isla. El gran iceberg gira en sentido contrario a las agujas del reloj. Gira un promedio de 15 grados al día. Al permanecer en ese situación, no se derrite y logra eludir su desaparición.
Un fenómeno llamado la “columna de Taylor”
El iceberg ha quedado varado en un “vórtice de agua”. Un fenómeno descrito en la década de 1920, por el físico Geoffrey Ingram Taylor: cuando una corriente encuentra un obstáculo marino, puede serpararse en dos fluidos distintos en rotación.
La columna de Taylor ha sucedido por una combinación de muchos factores: la fuerte corriente Antártica, el gran tamaño del Iceberg A23a, las bajas temperaturas y la forma del lecho marino justo bajo el gran iceberg.
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¿Qué sucederá con este gigantesco iceberg? Por ahora (y durante varios años), estará girando sobre sí mismo. No desaparecerá, sino que será un iceberg longevo, que sin duda es un ejemplo de los cambios en el clima de la Tierra.
Fuente:
La Nación