«Me decían que puedo salvar al mundo. Los orangutanes, los delfines, los océanos, las selvas. Incluso a los hombres. Todo lo que debía hacer era comprar productos sostenibles». Así empieza el documental La mentira verde, protagonizado por Werner Broote y Kathrin Hartmann, experta en la temática de greenwashing. El documental desnuda la realidad de este fenómeno, por el cual muchas empresas buscan mostrarse preocupadas por el medio ambiente, cuando en realidad no lo están.
[También te puede interesar: Post-pandemia: recomendaciones de la ONU para un planeta más saludable]
El documental enfrenta la posición de un posible consumidor, con cierta preocupación ecológica; pero que no cuestiona el rol de las grandes empresas, y la cruda realidad de lo que éstas hacen. En este sentido, plantea al espectador cómo algunos de estos sectores se venden como responsables ecológicamente, pero que distan mucho de serlo. Por esta vía, expone las razones de estas prácticas y los peligros que entrañan para el planeta.
A lo largo del film, aparecen intervenciones del economista Raj Patel, la líder indígena brasileña Sonia Guajajara, y de Noam Chomsky, el intelectual estadounidense. De esta manera, se muestra cómo las grandes empresas buscan los ciudadanos se sientan conformes con sus prácticas ecológicas sin que cuestionen el sistema. Lo hacen para conservar su situación de poder y sus ganancias, mientras siguen deteriorando el medio ambiente.
Lo que hay detrás de las supuestas prácticas verdes
Por ejemplo, hoy en día, a través de la Mesa Redonda del Aceite de Palma Sostenible, se hace creer que la producción de este aceite es sostenible. Sin embargo, la realidad es que esta acarrea la destrucción de miles de hectáreas, la violación de derechos de campesinos y la muerte de miles de animales.
En esta misma línea, compañías petroleras, como Deepwater Horizon, buscan mostrarse como ecológicamente responsables mientras siguen contaminando. Compañías automovilísticas presentan coches eléctricos como la solución a todos los problemas, pero ocultan su inviabilidad por motivos energéticos. Otras compañías, de alimentación, roban tierras, queman selvas y matan a indígenas en Sudamérica para que “el primer mundo” tenga alimentos baratos.
El greenwashing, una manera de manipular la verdad
Lo que en definitiva expone el documental, el greenwashing, es la resistencia del sistema a la preocupación creciente de las personas por la situación del planeta. A la par que se dan cambios reales y existe una preocupación genuina, las empresas manipulan y confunden a la población con vías sin salida. Esconden y alejan los daños medioambientales para que sea más difícil ser conscientes de ellos.
[También te puede interesar: Los océanos están en peligro: ¿qué podemos hacer para salvarlos?]
Finalmente, el greenwashing tiene varios objetivos. Primero, hacernos creer que las empresas se han vuelto sostenibles. Segundo, que los consumidores son los responsables por los daños ambientales. Basándose en estos dos pilares, dejan en manos de los consumidores la tarea de la sostenibilidad.
Al mismo tiempo, el capitalismo y el consumismo han promovido el individualismo frente a la vida en comunidad. En este panorama, es difícil que se genere una verdadera resistencia. Sin embargo, aunque las empresas nos hacen creer que el peso del cambio recae en nuestras manos, la transformación real tiene que ser estructural.
Frente a este panorama en el cual las empresas despliegan sus estrategias de confusión, ¿cómo te posicionas tú?
¿Cómo crees que deben cambiar las condiciones actuales?
Fuentes: