El consumo responsable no solo es una opción: es una necesidad. Si no tomamos medidas para revertir el actual consumismo, nuestro planeta pronto quedará devastado. Ya está sufriendo las consecuencias.
El término consciente (o "consumo responsable") se va oyendo cada vez más en diferentes ámbitos, y para cada cual puede tener significados diversos. Sin embargo, algunos organismos están de acuerdo en cuáles son las características de un consumidor consciente.
¡Toma nota para convertirte en uno de ellos!
- Ética también en el consumo. En nuestras actividades cotidianas actuamos de acuerdo con nuestra ética: valoramos lo que nos parece bien o mal antes de tomar decisiones. En cambio, cuando consumimos es habitual tomar las opciones que se nos presentan como más "fáciles": baratas, accesibles, de moda... El consumo responsable (CR) intenta deshacer este "divorcio" entre el comportamiento como ciudadanos y como consumidores: valoramos qué nos parece bien también al consumir.
- Tomar las riendas de las decisiones. El CR traslada la toma de decisiones desde la publicidad, el mimetismo social o intereses particulares hacia el criterio de cada cual. * Acción para el cambio social. Hay muchas cosas en el mundo que no nos gustan: injusticias, degradación del medio... Nuestro consumo tiene que ver con ellas, porque con cada acto de consumo influimos sobre la evolución de la sociedad. El CR intenta que lo que potenciamos con nuestro consumo no sea contradictorio con lo que queremos potenciar a nivel social.
- Cambiar la actitud ante el consumo. Hacer un CR no se trata simplemente de una elección entre marcas ni sólo de consumir "verde", sino de un replanteamiento de toda la forma de consumir. Preguntémonos primero si realmente tenemos necesidad o deseo de lo que vamos a consumir, después de cuántas maneras se puede satisfacer esta necesidad o deseo, y finalmente, en caso de hacerlo a través del mercado, cuál de las opciones que nos ofrece nos parece más acertada.
- Liberación, no obligación. No se trata de "cumplir con la obligación" de seguir unas normas que se nos dictan; esto nos hace sentir culpables y buscar excusas cuando no podemos hacerlo. Al contrario, se trata de sentir la liberación de hacer lo que desde dentro sentimos que es mejor y nos hace sentir más satisfechos, de no estar ligados a necesidades falsas, a modas o hábitos que no sabemos muy bien porqué seguimos, de entender mejor cómo funciona el mundo en el que vivimos, de no participar en dinámicas que no nos parecen correctas. Practicar el consumo responsable
- Practicar un consumo responsable empieza por algo tan sencillo como observar nuestro consumo de cada día. Muchas veces el propio sentido común nos sugerirá cambios positivos. No tenemos que tener miedo o vergüenza de tomar hábitos "extraños", como ir a comprar con el carrito; lo que tendría que ser extraño es que no sean "normales".
- Dedicar tiempo a buscar información, identificar las opciones más válidas en cada momento, etc. es una buena inversión: lo más seguro es que practicar un consumo responsable nos lleve, a fin de cuentas, a disponer de más tiempo para nosotros.
- Entender que a veces el CR nos llevará a escoger opciones que no son las más accesibles en el mercado o que no son las más baratas, pero también llegaremos a la conclusión que de hecho dejar de comprar muchas cosas nos aporta muchas ventajas; a la larga gastaremos menos dinero.