La Amazonía está sufriendo una deforestación desmedida: la tala indiscriminada, la minería ilegal, el derrame de petróleo y el cambio climático, entre otros factores, constantemente desestabilizan la región. Si se continúa con el índice de deforestación actual, los descendientes de quienes hoy viven en estas tierras no podrán beneficiarse de sus frutos ni de sus plantas medicinales.

La minería ilegal es una de las causas de muchos problemas, a los que deben enfrentarse la mayoría de los países que forman parte de la cuenca del Amazonas: la pérdida de ecosistemas y hábitats de especies animales y plantas, la contaminación de las aguas, la erosión de los suelos y la deforestación, además de las poblaciones perjudicadas. Es por ello que cada región busca alternativas a la minería ilegal para proteger sus territorios ancestrales.

Un ejemplo de estas alternativas se encuentra en Yanomami, la reserva indígena más grande de Brasil, que cuenta con una extensión de 9.6 millones de hectáreas y es un gran foco de minería. En sus bosques salvajes y montañosos se encuentran un estimado de entre 2000 y 5000 mineros de oro infiltrados ilegalmente, llamados garimpeiros.

Uno de los aspectos más problemáticos de la minería ilegal es que atrae jóvenes indígenas que buscan un ingreso de dinero, siendo alejados de su cultura tradicional y legitimando la acción de los invasores. Por lo tanto, algunos líderes de las comunidades locales como Yanomami y Ye’kwana optaron por el cultivo de otro tipo de “oro”, como una alternativa no destructiva para la generación de ingresos adicionales: el cacao nativo.

El fruto dorado que producen los árboles de cacao es endémico en el área, con referencias, incluso, en los mitos de origen Yanomami. También llamado “fruto de oro”, el cultivo de cacao sería una alternativa para evitar que los jóvenes sean atraídos como mano de obra barata por la minería ilegal.

En los últimos años se han plantado miles de árboles de cacao Theobroma. Los habitantes de las tierras indígenas planean producir un sabroso chocolate orgánico para el mercado internacional.

manos sostienen frutos del arbol de cacao

El proyecto está dirigido por las asociaciones indígenas de la reserva Wanasseduume y Hutukara, en conjunto con el Instituto Socio-Ambiental de Brasil (ISA) y cinco aldeas de las comunidades Yanomami y Ye’kwana están participando. Los árboles de cacao son nativos en esta área, pero se han plantado alrededor de 3000 nuevas plántulas para aumentar la producción, y se espera llegar a 7000 para fines de 2021.

“Estamos tratando de construir otro futuro posible”, sostiene el coordinador del proyecto de cacao, el antropólogo del ISA Moreno Saraiva. “Tomará cinco años, pero si no hacemos esto ahora, nunca habrá otra alternativa”, agrega.

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Fuentes:

Grao Especial

The Guardian