Un equipo de investigadores examinó las consecuencias de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial en la ionosfera en una zona de Inglaterra. Los resultados son impresionantes.
Además de muerte y desolación, los bombardeos ocurridos durante la Segunda Guerra Mundial pueden tener consecuencias no solo para los humanos, sino también para la atmosfera que se ve impactada por multiples explosiones constantes en un corto período de tiempo.
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Lo que se sabe
La ionosfera de la Tierra (ubicada en la atmósfera) está sujeta a perturbaciones que llegan desde el exterior (a través de la variabilidad solar y los efectos del clima espacial) y desde abajo (actividad tectónica, tormentas eléctricas y calentamientos estratosféricos repentinos).
Las explosiones hechas por el hombre proporcionan una representación cuantificable de las fuentes terrestres naturales, permitiendo estudiar su impacto en la variabilidad ionosférica.
Investigando
Un estudio titulado: “La respuesta ionosférica sobre el Reino Unido a los bombardeos importantes durante la Segunda Guerra Mundial” publicado el pasado mes de septiembre en la revista especializada Annales Geophysicae, contiene material interesante sobre el efecto de los bombardeos incluso más de 70 años después de que la Segunda Guerra Mundial terminó.
La investigación fue liderada por el Dr. Christopher J. Scott de la Universidad de Reading, Reino Unido. El equipo investigó la contribución de las perturbaciones terrestres a la variabilidad ionosférica al examinar la respuesta de la ionosférica sobre Slough, Reino Unido, a 152 bombardeos importantes en Europa durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué encontraron?
Los expertos encontraron que la respuesta media de la capa F2 es una disminución significativa en la concentración máxima de electrones.
Los bombardeos, causaron un importante agotamiento de la ionosfera sobre Slough, Reino Unido. La duración del efecto ionosférico parece estar limitada a 24 horas pero podría confirmarse con la digitalización de los datos de la epoca.
De acuerdo a los expertos, se requiere investigación adicional utilizando ejemplos menos extremos para determinar la energía explosiva mínima requerida para generar una respuesta ionosférica detectable.
Fuentes: