Ante la creciente producción de plásticos, su fácil dispersión y su lento proceso de degradación, este se ha convertido en el gran problema marino y terrestre del planeta. Actualmente, se estima que para el año 2050 habrá más plástico en los océanos que peces.
Sin dudas, disminuir nuestro consumo de productos plásticos, reciclar y reutilizar, ha sido de gran ayuda. Sin embargo, siguen siendo muchísimas las toneladas de este material que son producidas y desechadas todos los años, generando contaminación y la presencia de microplásticos en todos los ambientes analizados del mundo.
Además, estos plásticos también afectan directamente al bienestar de todos los seres vivos que habitamos este planeta, por la liberación de químicos nocivos para la salud. Es por ello que es necesario desarrollar una alternativa que tome su lugar: los bioplásticos compostables.
¿Qué son los bioplásticos compostables?
Los bioplásticos, o plásticos compostables, provienen de dos componentes básicos de la naturaleza, agua y CO2. A partir de estos recursos, plantas, algas y bacterias, generan las moléculas que componen a los bioplásticos.
Además, cuando bacterias y hongos lo biodegradan, volverán al ambiente nuevamente en la forma de agua y CO2, ya que tienen el mismo destino que la hoja de un árbol que cae. Los bioplásticos se pueden reciclar infinitas veces, porque en cada ciclo la naturaleza arma y desarma todo de nuevo. No hay "reutilización", hay "regeneración" de los materiales.
Para llevar a cabo el proceso de reciclaje de plásticos tradicionales, se necesita de transporte, energía, agua y de un procesamiento industrial. Cuando se composta un bioplástico, la naturaleza lo hace con la misma energía, agua y procesos que descomponen las hojas en un bosque, y no requiere de la intervención humana.
"Compostabilidad" es concepto técnico, y significa que un material se biodegrada (se convierte en agua y CO2), en determinadas condiciones, y en determinado tiempo. Por eso, responde al concepto de sustentabilidad científica: algo es sustentable si podemos medir y explicar porqué es bueno para el ambiente.
Casi todos los países del mundo están adoptando iguales criterios para definir qué es compostabilidad. Europa tiene la Norma EN 13432 (ya una referencia internacional), y Argentina tiene la Norma IRAM 29420. También, hay normas que distinguen entre bioplásticos que se compostan industrialmente (compost "caliente"), y aquellos que se compostan en el hogar (compost "frío").
¿Qué beneficios ambientales obtenemos con los plásticos compostables?
El mundo hoy consume cerca de 500 millones de toneladas de plástico por año. Su producción demanda enormes cantidades de energía y de recursos fósiles. Su huella de carbono - o aporte al fenómeno de cambio climático mediante la emisión de gases de efecto invernadero - es enorme. Una forma de reducir la huella de carbono de los materiales plásticos es que su origen sea "bio", es decir, que su materia prima sea renovable (plantas).
Otro problema ambiental es la generación de microplásticos que están ya en todos los rincones de nuestro planeta, y que se generan cuando productos plásticos quedan libres en el ambiente. Ocurre sobre todo con descartables o packaging: productos que tienen una vida útil de apenas horas, y que muchas veces no se pueden reciclar, ya sea porque están sucios, o porque no existe la tecnología.
Por eso, un bioplástico que vuelve al ambiente como agua y CO2 en vez de convertirse en microplásticos nos da un resultado ambiental mucho más interesante.
De a poco, los bioplásticos empiezan a ser una opción para los consumidores de América Latina. En Argentina, Brasil y Chile, por ejemplo, trabaja Biopsa, una empresa que lleva materiales y tecnología a marcas líderes e industrias de la región para que migren sus productos a bioplástico, ya sea packaging de alimentos, sobres e-commerce, descartables, insumos para la industria gráfica, etc.
Es una transformación sin precedentes para toda una industria que está avanzando un producto y un caso de éxito a la vez, mientras se afianza nueva legislación sobre plásticos en Chile, Uruguay, São Paulo, Perú, México, etc.
A nivel global es ya una tendencia clara, con decenas de marcas globales que están colaborando en tecnología y en el compromiso público de retirar del mercado entre 2025 y 2030 todos los plásticos que no sean 100% compostables o 100% reciclables. Este esfuerzo concertado se llama Bioplastics Feedstock Alliance, y ya hay empresas América Latina sumándose al mismo.