"¿Qué es lo que se está muriendo en ti?" En algún momento la intransigencia de quien formula la pregunta, triunfa sobre la sensación estúpida e incómoda que uno siente. Y no tiene más remedio que enfrentarse a sus propios miedos personales de pérdida. Esta fue una de las experiencias que tuve cuando asistí al taller de duelo en la conferencia de la Climate Psychology Alliance (CPA), en Londres a principios de 2019.
Esta asociación de psicoterapeutas se formó hace diez años en respuesta al comportamiento de muchos de sus pacientes. Se trataba de personas que luchaban contra violentos estallidos emocionales de impotencia, culpa, pánico, miedo, tristeza y desesperación porque el planeta se dirige hacia el colapso ecológico y nadie está haciendo nada al respecto.
Una década de calentamiento progresivo y múltiples cumbres climáticas después, esa angustia se ha extendido tanto que los medios de comunicación hablan de "ecoansiedad” o ansiedad climática, es decir, el miedo crónico a la destrucción medioambiental.
Pero los medios de comunicación son parte del problema. Tal y como explicó Rosemary Randall, psicoanalista y miembro de la CPA, en un artículo en 2009, las noticias sobre el cambio climático nos muestran solo dos historias: "imágenes monstruosas y aterradoras del futuro, acompañadas de propuestas aburridas e ineficaces de cambio inmediato”.
La negación, en la jerga del psicoanálisis, se puede formular como "ya lo sé,… pero aún así”, cuenta Randall durante la conferencia. Esta es una buena definición de lo que han mostrado las encuestas sobre el cambio climático. La gente sabe que es real, pero no quiere sentirse afectada. En otras palabras, la gente se ha acostumbrado a preocuparse y a sentirse culpable al reservar un billete de avión. Y sin enfrentarnos a estos sentimientos de pérdida, terminamos viviendo una ansiosa doble vida.
Un orden diferente de dolor
El psicoanálisis es capaz de nombrar el problema y ofrecer herramientas para lidiar con el dolor. Sin embargo, en la conferencia de la CPA un hombre se alzó para decir: "me parece que estamos tratando con un orden diferente de dolor. No estamos hablando de la pérdida de un ser querido, estamos hablando de la pérdida de todo”.
En otras palabras, ¿qué pasa si son apropiados el pánico y la desesperación que uno siente? ¿Qué pasa si usted está convencido de que su terapeuta debería estar sintiendo lo mismo que usted, pero sigue preguntando por su relación con su madre? ¿Quizás no esté solo en su imaginación?
Laura Schmidt y Aimee Lewis-Reau reflexionan sobre estas cuestiones. Para ello, las fundadoras de la red "Good Grief Network” se instalaron en una pequeña casa azul en Arizona, rodeada de enormes cactus, rocas y lagartos. El nombre en inglés "Good Grief” es un inteligente juego de palabras. Literalmente significa "buen dolor”, pero como expresión puede traducirse como "¡vaya por Dios!”
Ambas activistas han sobrevivido a una infancia difícil y a un colapso personal. Y se sienten frustradas y decepcionadas con los terapeutas, que les dicen que estaban proyectando problemas personales al planeta.
"Varios de mis terapeutas me han llegado a decir: de niña abusaron de ti y ahora estás proyectando eso en la Tierra”, recuerda Schmidt. "Y mi respuesta es: sí, ¿y? Se trata de cosas muy reales y si se lee un informe científico se sabe que no solo es una proyección”, critica.
Incluso podría ser que los enfoques terapéuticos convencionales sean parte del problema. Algunos psicoterapeutas ven ahora una conexión entre nuestro individualismo, la promesa de la autorrealización que conduce a un mayor consumo, y la crisis ambiental. ¿No será que cuando nuestros terapeutas nos enseñaron a amarnos a nosotros mismos, fueron cómplices en la creación de una cultura del egoísmo y de la monstruosa economía de los combustibles fósiles de la que depende esta cultura?
"La psicología dominante necesita ser renovada”, exige Schmidt. "Debe tener en cuenta nuestro tejido social, nuestra comunidad, y cómo nos posicionamos como seres humanos, no solo como individuos”. Se podría decir que la psicoterapia debería convertirse en política.
Diez pasos para la "resiliencia en un caos climático”
No son las únicas que piensan así, pero Schmidt y Lewis-Reau han creado una de las respuestas más prácticas con su Good Grief Network. La red es una organización no jerárquica de activistas y gente común y corriente preocupada por el clima, que se reúne virtualmente a través de Internet para trabajar mediante su "Programa de Diez Pasos”.
Los Diez Pasos de Good Grief están inspirados en los famosos Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos. Se construyen en torno al reconocimiento del gran alcance del problema y preguntándose qué posición ocupa uno en esa estructura. Después se trata de "soportar la incertidumbre” que causa el problema y, como dice Schmidt, ir más allá de las reacciones de "pánico y negación”.
"No nos conviene reprimir ese pánico, no nos conviene fingir que no existe”, dice. "En su lugar, honramos ese pánico y vemos qué hay detrás. Y lo que hay detrás de ese pánico es el miedo a la pérdida”.
Aparentemente ayuda. Según un miembro de "Good Grief”: "¡esto es lo que faltaba!”. Lewis-Reau se alegra cuando le pregunto qué efecto tienen las reuniones. "¡Me encanta que me hagas esa pregunta! Notamos un cambio en la energía, en el lenguaje corporal y en la alegría de vivir”, dice. "La gente viene derrotada y ansiosa. Cuando se van, tienen más presencia, contacto con la realidad, más claridad”, afirma.
El punto de inflexión ocurre con el cuarto paso: "honro mi propia mortalidad y la mortalidad de los demás”. La gente tiende a abrirse cuando se enfrenta a la muerte y al desastre. "Los primeros cuatro pasos son siempre los más difíciles”, señala. "Puedo sentir la ansiedad y la timidez. Pero se da un cambio con el paso que trata del miedo a la muerte. La gente comienza a ser ella misma y a bromear. Comienza a sentir verdaderos sentimientos de seguridad y comunidad”.
Good Grief ayuda a la gente a seguir luchando, según sus fundadoras, o simplemente a lidiar emocionalmente con la brecha que existe entre los pequeños éxitos personales y el profundo cambio que necesitamos para salvar el planeta. Honre el pánico porque el problema no solo existe en su cabeza. De vuelta a la sala de conferencias, ¿qué le respondí a ese extraño? ¿Qué está muriendo en mí? Tal vez la necesidad de aferrarme a esta civilización.
Autor: Ben Knight para DW