Homero Gómez González, ambientalista mexicano y defensor de la mariposa monarca fue localizado muerto tras ser asesinado en el oeste de México, luego de estar desaparecido desde el pasado 14 de enero, según informa la Fiscalía del estado de Michoacán.
La familia del ambientalista había dado parte a las autoridades de su desaparición y hecho públicas las amenazas contra él por parte de presuntos criminales dedicados a la tala ilegal.
Gómez González administraba un santuario de la mariposa monarca -que se había inaugurado en noviembre del año pasado- en el municipio de Ocampo, en Michoacán, una zona conocida por la actividad de grupos dedicados a la tala clandestina de los bosques de la región.
Ya son 120 los ambientalistas asesinados en los últimos 15 años en México. El de Gómez González es el caso más reciente después de que, en agosto, fuera asesinada la bióloga y ecologista mexicana Nora López, responsable del proyecto de reproducción de la guacamaya roja en el sureste del país.
En 2018, según la Red Mexicana de Organizaciones Campesinas Forestales (MOCAF), fueron asesinados en México 14 defensores ambientales, de los cuales once eran indígenas.
La violencia mundial hacia los ambientalistas
El balance de asesinatos en los que las víctimas eran ambientalistas o defensores de los derechos de las poblaciones indígenas indica que el número de muertes sigue siendo muy elevada, según la organización Global Witness. Los datos más recientes se refieren a 2018 e indican que murieron de forma violenta 164 personas a nivel mundial.
En 2018, “fueron asesinadas un promedio de más de tres personas por semana, al defender sus tierras y el ambiente de la invasión de industrias como la minería, la tala y la agroindustria", destaca Global Witness.
Filipinas ocupa la primera posición de la lista de asesinatos, mientras que Guatemala registró el mayor aumento de muertes violentas respecto al año anterior y ahora se coloca en la zona con más asesinatos en relación al número de habitantes.
“A nivel mundial, la cifra real de asesinatos de defensores del ambiente probablemente fue mucho mayor, porque los casos no suelen ser documentados, y muy pocos son investigados. Resulta difícil encontrar o verificar evidencia confiable”, sostiene la organización.
Este año, Global Witness también alerta sobre la evidencia presente en todos los continentes que muestra que los gobiernos y las empresas podrían estar utilizando los tribunales y los sistemas legales de los países como instrumentos de opresión contra quienes amenazan su poder e intereses.
Esto incluye el uso indebido de leyes existentes, diseñadas para detener terroristas o proteger la seguridad nacional, y la creación de nuevas normas para prohibir la protesta o coartar la libertad de expresión. Esto hace que los ataques a las personas defensoras parezcan legítimos, aumentando la probabilidad de que ocurran.
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