Es muy poco probable que no consumas aceite de palma. Presente en muchísimos productos que compramos en el día a día, el aceite de palma proviene de las palmeras, nativas de África occidental. En el último tiempo, ha crecido la preocupación en cuanto a las condiciones de su producción. A la par, crece una alternativa sustentable.
La mayor parte del aceite de palma mundial se utiliza en la industria alimenticia, especialmente para aceites de cocina y grasas procesadas que se usan en las galletas, salsas, cereales y helados. Además, puedes encontrarlo en pastas dentales, champú y maquillajes.
Hoy, se producen más de 70 millones de toneladas de aceite de palma y, según un informe de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), es una de las principales impulsoras de la deforestación y degradación de hábitats naturales en Asia, América Central y del Sur. Solo la superan la ganadería y la agricultura local.
En la isla de Borneo, la principal productora de aceite de palma, al menos el 50% de toda la deforestación entre 2005 y 2015 estuvo relacionada con la expansión de esta práctica.
Consecuencia de la deforestación, el aceite de palma es el responsable de que más de 190 especies se encuentren en peligro de extinción. Entre ellos, el chimpancé, el tigre y el orangután. Alrededor de 10 000 de los entre 75 000 y 100 000 orangutanes que están en peligro de extinción, actualmente se encuentran en áreas asignadas a la producción de aceite de palma.
Además, este tipo de producción contribuye a la emisión de gases de efecto invernadero, contaminación del aire y del agua por el uso de fertilizantes y agroquímicos. Pero la industria palmera no solo tiene impactos negativos en el ambiente. El informe de la UICN también asegura que muchas comunidades sufren, ya que su pérdida de acceso a los bosques no se compensa con los beneficios económicos del cultivo de la palma.
Sin embargo, el daño a los ecosistemas, la biodiversidad y las personas no le pone un freno a la producción. Según la UICN, se estipula que la producción de aceite de palma crecerá un 1,7% por año hasta 2050.
¿Qué podemos hacer?
En este contexto, los especialistas promueven la producción y consumo de aceite de palma sostenible, buscando reducir su impacto sobre los hábitats naturales, los trabajadores y las comunidades indígenas.
“Muchas empresas de aceite de palma, en Europa y en los países productores, están comprometidas con la deforestación cero y están implementando activamente sus políticas. El aceite de palma está liderando la lucha contra la deforestación”, asegura Horacio González, asesor de la Fundación Española del Aceite de Palma Sostenible.
Además, la UICN asegura que otros cultivos aceiteros necesitan hasta nueve veces más tierra que el de palma, por lo que reemplazarlo disminuiría los esfuerzos para producir de forma sostenible y aumentaría la cantidad de tierras utilizadas para producir otros aceites, como el de soja o girasol.
“El aceite de palma está aquí para quedarse, así que necesitamos urgentemente acciones coordinadas para hacer más sostenible su producción”, asegura Inger Andersen, directora general de la UICN.
políticas que promueven una producción sustentable
La mejor forma de promover una producción sustentable es a través de políticas y programas que limiten el uso de aceite de palma -como las nuevas políticas europeas que limitan el uso de este aceite para biocombustibles- o que protejan bosques y otros ecosistemas en los países productores. Además, es importante que las políticas de los países importadores se apliquen a todos los aceites vegetales, no sólo al aceite de palma.
La Unión Europea es uno de los principales importadores de aceite de palma, además de China, India, Estados Unidos, Japón y Pakistan. Allí se tomó la iniciativa de crear una Mesa Redonda de Aceite de Palma Sostenible (RSPO) en 2004, adoptando políticas de no deforestación, no siembra en humedales y no explotación de los trabajadores.
Las empresas y asociaciones del sector también están trabajando juntas para construir alianzas nacionales por el aceite de palma sostenible. Una de ellas es la Alianza Europea de Aceite de Palma (EPOA, por sus siglas en inglés).
"Más recientemente, a mediados de 2019, también se puso en marcha la Sustainable Palm Oil Choice Initiative, que ya cuenta con 16 participantes", cuenta González. Con ella, se busca impulsar que, en Europa, el 100% de los alimentos que contengan aceite de palma, usen uno producido de forma sostenible.
La Comisión Europea también aprobó una comunicación para incrementar las acciones que buscan proteger y restaurar los bosques mundiales. Algunas de sus prioridades son: reducir el consumo de tierra deforestada y trabajar junto a los países productores para reducir la presión sobre los bosques.
Como consumidores, es nuestra responsabilidad elegir productos certificados. En conjunto con la World Wide Fund (WWF), la RSPO creó una certificación de aceite de palma sostenible. Para adquirir el sello, los productores deben acreditar: condiciones de trabajo dignas, protección de los derechos de las comunidades locales, la no deforestación de bosques, protección de la fauna salvaje, medidas contra la emisión de gases de efecto invernadero y control de la contaminación industrial.
Los consumidores también tienen la responsabilidad de demandar una producción sostenile. Según indica González, la mejor manera de identificar si un producto usa este tipo de aceite de palma, es mirar las etiquetas.