Los mamíferos domésticos producen grandes cantidades de leche en poco tiempo. Tanta leche es imposible de consumir antes de que se torne mala, por lo que con el tiempo se desarrollaron técnicas para su conservación o para facilitar su transporte.
La mayoría de las maneras de preservarla se logran de una de dos formas diferentes: quitándole humedad, por deshidratación, o separando la parte proteica y grasa (cuajo) de la líquida (suero). De esta última, una de las más simples y rápidas es hacer un queso fresco, conocido como requesón o ricota.
Se lo llama queso fresco ya que se come en el momento o a los pocos días de hacerse. A diferencia de los quesos duros, no requiere de tiempo de estacionado. Esta receta es sencilla, sabrosa y lleva pocos ingredientes, ¡anímate a probarla!
Para hacer queso, vamos a necesitar:
- 5 litros de leche (3% tenor graso o más).
- 250ml de jugo de limón recién exprimido.
- Sal fina a gusto.
- Olla con antiadherente, de hierro o losa, de por lo menos 6 litros de capacidad.
- Paño para hacer queso, o una tela de gasa de entramado fino.
- Espátula de madera.
- Un recipiente de por lo menos 6 litros.
Pasos a seguir:
1. En la olla, colocar la leche y llevar a fuego bajo hasta que rompa el hervor, revolviendo con la espátula para que no se queme el fondo. Una vez hervida, apagar el fuego, tapar y esperar a que se enfríe un poco.
2. Mezclar unas dos cucharadas de sal fina en la leche. Agregar el jugo de limón como un chorro fino, de forma constante, por toda la superficie de la leche. Revolver suavemente para que el jugo llegue a toda la leche por igual. Dejar reposar.
3. Pasados unos 20 minutos, hacer cortes con la espátula por la superficie de la mezcla, en forma de grilla. Cuando se ve un líquido transparente (suero) entre los cuadrados blancos (cuajo) es que está listo.
4. Tomar el paño para hacer quesos, ponerlo dentro del recipiente de 6 litros y volcar el contenido de la olla en su interior, para separar el suero del cuajo como si fuera un colador.
5. Sujetar el paño por los extremos y, presionando, retirar el líquido excedente.
6. Abrir el paño. ¡Ya está listo tu queso fresco!
Disfrútalo en el momento o consérvalo en heladera en un recipiente cerrado por tres días. Se le pueden agregar especias, miel, nueces, pasas, ajo o aceite de oliva. Puede usarse en otras recetas como reemplazo de ricota o requesón. ¡Queda muy bien en una torta de queso! También lo puedes comer sobre tostadas para el desayuno, en ensaladas o en tartas de vegetales.
Prueba comerlo en una copa helada: pon un poco de granola casera, el queso fresco desmenuzado y un poco de miel con alguna fruta fresca. Es delicioso y una excelente forma de empezar el día con energía.