Es muy ingenuo denosotros pensar que el mundo es un lugar simple, ver las cosas en blanco ynegro puede servir para que mucha gente se aproveche de otros y diga cosas como“los pobres son pobres porque quieren”. Hay gente que al ver a alguien salir dela pobreza extrema y ganar millones cree que los demás simplemente no lo hacenporque no quieren. Pero si comenzamos a ver el mundo como un lugar lleno dematices en el que hay verdades escondidas, podemos encontrar incluso larelación entre la mala alimentación y la pobreza.
¿Cuánta gente pobre pasa su vida alimentándose de comida chatarra y refrescos? El que sea su decisión no implica que sea su culpa. La realidad es que mientras la gente con poder adquisitivo alto puede alimentarse como quiera, tiene alguien que cocine o tiene tiempo para cocinar platillos saludables, orgánicos y libres de conservantes, la mayoría de la población vive encadenada a los platillos basura.
Un rápido vistazo al pasado
Antes de la Segunda Guerra Mundial la comida enlatada aún no era tan popular. Antes las familias comían comida casera todo el tiempo y los alimentos congelados, llenos de conservantes, no eran aceptados. Pero la guerra hizo que la gente tuviera que empezar a racionar y aceptar la comida industrial. A pesar de que la sociedad mantuvo cierta tradición con el pasado, la industria alimenticia logró colarse en cada hogar y poco a poco las familias dependieron más de productos en masa que eran más baratos y fáciles de cocinar.
En los últimos años, la tendencia de comprar platillos completos, ricos en grasas, así como en conservantes y "no ingredientes" ha cambiado la dieta de la mayoría. La comida más insana es la más barata, rápida de preparar y comer. Eso, aunado a que ahora los sueldos apenas alcanzan para comprar esa comida, obliga a la gente con menos recursos a dietas aún más alejadas de lo que nuestros antepasados comían.
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Los desayunos pueden ser un café y un bocadillo callejero, el almuerzo es algo que se pueda comer en menos de 20 minutos y proporcione energía para el resto del día y las cenas van desde una ingesta monumental de carbohidratos hasta los que simplemente se olvidan de cenar por las obligaciones que tienen a toda hora.
La brecha en el sistema
Se han impuesto cambios. La mayoría de las escuelas en todo el continente ya no vende comida chatarra en sus cafeterías, pero a diferencia de países como Japón, donde las escuelas planifican junto a nutriólogos y doctores dietas para que los niños coman saludables, aquí se limitan a eso, por lo que los padres, sin tiempo para preparar platillos sanos, los mandan con esa misma comida chatarra desde casa.
En síntesis, aunque veamos que cada vez son más los que se interesan en comer saludable, a su vez a brecha salarial, la cultura de explotación que nos ha dejado sin tiempo para cocinar, la cultura alimenticia que está en su peor momento y la imposibilidad de cambiar todo al mismo tiempo dejan a muchos sin opción. Además, todo eso es sólo una parte de un rompecabezas bastante complicado para solucionar rápidamente.
Por ahora sólo queda mejorar nuestros hábitos, hacer el esfuerzo para comer más saludable y con tiempo. Pero también necesitamos hacer que los gobiernos y la sociedad dejen de ver esto como un problema personal y se den cuenta que es internacional.