Tenemos la creencia errónea de que para incorporar plantas en casa basta con recurrir a nuestro vivero cercano, ponerlas en alguna maceta que tengamos y buscarle algún rincón que nos parezca criteriosamente adecuado. Lo cierto es que incorporar plantas en nuestro hogar es mucho más que eso.
Se trata de encontrar el espacio correcto para esa especie que elegimos, saber si la luz que recibe es la que necesita realmente, si la maceta o contenedor en la que vamos a ubicarla es la indicada, si la tierra es la adecuada, y si cuenta con el espacio que necesita para desarrollarse correctamente.
Todos estos puntos son importantes y es muy común obviarlos. Esto puede llevar a que la planta se enferme, se decaiga o finalmente muera. Por eso, acá te contamos en detalle cuáles son esos errores para que no los cometas.
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1. No cambiar la tierra de la planta que adquirimos
A muchos nos pasó de comprar un ejemplar nuevo y dejarlo en algún lugar de la casa tal como nos vino. Resulta que ese es un error muy común y una de las razones por las que las plantas no sobreviven.
Comunmente, las plantas compradas vienen en un contenedor plástico casi sin el drenaje propicio y con un sustrato muy pobre o inapropiado para la especie. En general se enmacetan con el suelo que se encuentran en las zonas próximas al vivero que es comunmente barro, muy falto de nutrientes.
Por ese motivo es que en los viveros nos venden la tierra y componentes apropiados para poder cambiar la que viene en esas macetas.
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Lo ideal es un sustrato que contenga compost, tierra negra y perlita. Esta mezcla es perfecta para que se desarrollen propiciamente las raíces y para que la planta tenga todos los nutrientes que necesita para crecer sana y fuerte.
Con el paso del tiempo, y a medida que la planta absorba los nutrientes, es necesario renovar el sustrato. Cuando crezca la planta, seguramente tengas que pasarla a una maceta más grande para que pueda desarrollar sus raíces en más espacio.
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2. Conservar la planta en la misma maceta en la que vino
Este es un error muy común que suele repetirse cuando traemos una nueva planta a nuestro hogar. Quizá por falta de tiempo, por pereza o por no saber las consecuencias, caemos en el hábito de dejar que la planta se desarrolle y crezca en la misma maceta por años.
Sin embargo, es muy importante trasplantarla para que crezca adecuadamente. Para esto hay que elegir la maceta según la especie que se esté plantando, sobre todo en relación a su tamaño.
Teniendo información sobre el porte de la especie, el contenedor tiene que ser proporcional, no sólo por el crecimiento de las raíces sino que también afecta al equilibrio y verticalidad de la planta. Una planta que crezca muy grande puede caerse si no tiene una base acorde a sus dimensiones.
Además de este dato fundamental, siempre es mejor seleccionar macetas con agujeros de drenaje y poner una capa de cualquier piedra o leca como primera capa antes del sustrato. Ya que las macetas de plástico soplado (que son las más convencionales) pueden no tener agujeros y mucho menos una capa de drenaje.
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3. ubicar la planta en cualquier lugar sin pensar en la iluminación del ambiente
Antes de poner una planta en el interior, hay que identificar qué intensidad de luz requiere, si necesita algo de Sol o puede vivir en un ambiente menos iluminado. Esta información puede conseguirse en internet, o consultando a expertos en la materia.
Siempre hay rincones mágicos donde las plantas se sienten a gusto, te vas a dar cuenta con el tiempo y el modo en el que ellas vayan reaccionando. Todos los ambientes tienen distintas condiciones de luz, y cada intensidad luminica es una oportunidad para el desarrollo de cada especie en particular.
En lineas generales, las de follaje importante (como los helechos y las oreja de elefante), necesitan menos luz que las que generan muchas flores. En todos los casos, la exposición solar directa o indirecta es fundamental para su desarrollo. Su crecimiento, salud y producción de flores y nuevos brotes dependen en gran parte de la luz que reciben.
4. No saber diferenciar planta de Sol o de Sombra
Hay que prestar especial atención a diferenciar entre planta de exterior o planta de sombra. En general todas son de exterior, pero les decimos "de interior" porque las estamos protegiendo del sol de esa forma, pero en la naturaleza las plantas "de interior" viven en el exterior, en la sombra, resguardadas de otras plantas de mayor porte.
Por lo general en el vivero donde las adquirimos, están en la réplica de las condiciones de su lugar de hábitat, pero a veces no prestamos atención a esto y cuando las llevamos a nuestro hogar, las ubicamos en donde creemos que nos hace falta o quedarían bien sin tomar en cuenta la cantidad e intensidad de luz que necesita.
De este modo, a menos que consultemos con un experto en la materia, es necesario ser muy observadores y hacerle todas las preguntas necesarias al personal del vivero.
5. Colocarlas en el suelo o colgarlas deliberadamente
No todas las plantas crecen para arriba y no todas crecen para abajo ni de forma horizontal. Muchas necesitan una guia o tutor para ir trepándose si no tienen de donde agarrarse, e incluso algunas necesitan una estructura de hierro o madera para esto mismo.
También hay que tener en cuenta, por ejemplo, que las que tienen un porte rastrero o que cae, si se las deja en el suelo, van a terminar ocupando mucho espacio en el piso.
En todos los casos es conveniente asesorarse con un profesional o buscar información en internet, en páginas especializadas en la materia. Una vez que se conoce cómo se comportan físicamente, resultará mucho más fácil encontrar el lugar y la maceta adecuadas.
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Si evitamos cometer estos errores, estamos contribuyendo a que nuestras nuevas adquisiciones botánicas vivan y crezcan felices junto a nosotros.